"La segunda investidura frustrada de Pere Aragonès es más grave de lo que parece aunque el resultado estuviera cantado. Porque tras ambas sesiones me asaltan dos preguntas: ¿Cómo han podido gobernar juntos hasta hora? Y sobre todo: ¿Cómo piensan gobernar en el futuro incluso en el caso de que lleguen a un acuerdo? Pero si no se pueden ni ver.
Es cierto que ERC ha cometido el error de llegar antes a un acuerdo con la CUP que con JxCat, el partido mayoritario. Mientras intervenía Eulàlia Reguant, Gemma Geis le indicaba con los dedos desde su escaño que eran tres partidos, no dos. Entre ambas fuerzas políticas hay aparentemente diferencias irreconciliables. (...)
Pero lo más grave de todo es que Catalunya se ha instalado en la inestabilidad política. Es lo peor que puede pasarnos como sociedad. Es muy fácil caer en el pozo y muy difícil salir de él.
Además, viene de lejos: llevamos casi media docena de elecciones anticipadas en los últimos años. Un récord sólo superado por Israel. (...)
Tantas elecciones anticipadas inspiran, la verdad, poca confianza. Denotan poca capacidad para autogobernarse. Y obvio los tres años sin Presupuesto (2017-2020), algo inaudito en un régimen parlamentario.
Con el agravante que unas elecciones paralizan la maquinaria política seis meses como mínimo. En los últimos tres antes de la convocatoria electoral, nuestros representantes políticos están más pendientes de si irán en las listas -y si van en qué lugar- o de si tienen que buscarse la vida en el sector privado. Mientras que los tres posteriores a las elecciones es un largo proceso: la investidura del presidente, la formación del nuevo gobierno, el nombramiento de todos los altos cargos (secretarios generales, directores generales, etc). Todo ello en el caso de que el presidente sea elegido a la primera. Que tampoco es el caso.
En cambio, parecen más preocupados en el Consell de la República -un "artefacto" en palabras de Carlos Carrizosa- que en la lucha contra el covid o las vacunas.
El problema de fondo -como denunciaba también el candidato socialista, Salvador Illa- es que no se atreven a “decir la verdad”.
El proceso, que siempre estuvo cogido con pinzas, ha fracasado y no saben cómo admitirlo. Por eso estiran el lenguaje tanto como pueden.
Sólo hacen que pedirse mútuamente “generosidad” o "responsabilidad”. O utilizan expresiones como “alianza renovada”, “recoger consensos”, “recuperar confianzas”. Palabras huecas que han perdido ya el sentido.
Han sometido a tanto esfuerzo las costuras de Catalunya que se han acabado rompiendo. Ya lo advirtió Aznar con certero diagnóstico.
No son conscientes de la realidad de Catalunya. Incluso del independentismo. A las pruebas me remito: ni siquiera son capaces de llegar a un acuerdo entre ellos mes y medio después del 14-F.
Hasta que no admitan que Catalunya es como es y no como les gustaría ser no hay atisbo de solución." (Xavier Rius, director de e-notícies, 31/03/21)
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