"A final te das cuenta de que la Generalitat es todo fachada. Como la de la Plaza Sant Jaume. Salen cada día tres consejeros en rueda de pensa: Mertixell Budó (Presidencia), Miquel Buch (Interior) y Alba Vergés (Salud). Pero es como si no salieran. De hecho, con el estado de alarma podrían no hacerlo. Se han quedado sin competencias. No pintan nada. (...)
Aunque si salen podrían contestar al menos alguna pregunta. Ni eso. No saben, no pueden o no quieren. Y espero que no sea algo peor como con las mascarillas.
Pongamos, por ejemplo, la rueda de prensa de este lunes 23 de marzo. A la consejera de Salud, Alba Vergés, le han preguntado “cuántas personas menores de 50 años hay ingresadas o en estado grave”.
Tras casi minuto y medio no ha ofrecido el dato solicitado. Pero ha insistido que “no es sólo un virus que afecte a las personas
mayores y vulnerables”. Cosa que, por otra parte, ya sabíamos. Aparte de esto, frases del estilo “la realidad es diversa” o “intentamos sectorizar mucho”.
Otro colega, le ha preguntado sobre las mencionadas mascarillas. Cómo se les ha ocurrido encargar un pedido tan grande -¡35 millones
de euros- a “una empresa perqueña, sin cuentas en el Registro Mercantil y
con un pago único”. Ha salido por la tangente. La consejera se ha limitado a decir que “hemos disparado a todos
lados”, “no valoraremos encargos concretos”, “estamos en estas compras
extraordinarias” y que “nos estamos dejando la piel”. En este caso ha hablado durante casi dos minutos para no decir nada.
Al consejero de Interior, Miquel Buch, le han preguntado sobre dónde
se han puesto más multas de gente que iba a segundas residencias. Tampoco lo sabía. Buch ha respondido que “este dato no se lo puedo facilitar, no lo tengo aquí". Pero si lo sé hasta yo: en la Cerdanya y en la Costa Brava. Basta con
ver TV3. Los Mossos haciendo controles a destajo en el Túnel del Cadí. Eso sí, se ha enrollado durante casi minuto y medio. En eso también es un especialista. Para justificarse ha dicho, entre otras cosas, que “más que donde
iban las personas ha quedado claro que donde nos habíamos de quedar era
en casa”. Otra obviedad.
Yo he probado suerte con la portavoz del Govern, Meritxell Budó.
Le he preguntado: “El nuevo consejero de Exteriores decía ayer en El Punt-Avui
-siempre cito la fuente- que ‘lo primero que hay que hacer es contactar
con los catalanes en el exterior. ¿Qué ha hecho pues la consejera Jordà
hasta ahora?” Porque el domingo, en efecto, Bernat Solé
se estrenaba con una entrevista en la que decía esto. A mí me entraron
enseguida las dudas porque entonces qué estuvo haciendo la consejera de
Agricultura, que asumió temporalmente el cargo tras la dimisión de
Alfred Bosch? Budó tampoco ha respondido: "poner a disposición de todos los
catalanes que están en el exterior la red que el Gobierno de Catalunya
tiene en el exterior". ¿Para alojarse? ¿Para tomar café?
Había una segunda parte: "¿Cómo pensaban repatriar a catalanes si cerraban el Aeropuerto?"
O se le ha olvidado o me ha ignorado completamente.
Lo dicho, para salir así quizá no hace falta salir. En realidad, hasta limitan las preguntas a 15 para tres consejeros. Pedro Sánchez contesta casi la misma cantidad él solito, Y que conste que no es Tony Blair. Torra sólo aceptaba tres. Y de medios amigos. A no ser que fuera en el InfoK. Aunque en la última comparecencia creo que se amplió el cupo a diez.
Y así todo.
La política de la Generalitat con el coronavirus oscila entre el culpar a Madrid y el intentar marcar paquete. El president aflojó el domingo en las críticas. Supongo que alguien debió decirle que se estaba quedando sólo. Ni Otegi. No sé a que lumbrera de Palau -¿Jaume Clotet? ¿Pere Cardús? ¿Anna Figuera?- debió ocurrírsele semejante estrategia comunicativa. Pero han estado más de una semana con la matraca de que España nos infecta o de que morirán catalanes por culpa de Madrid.
A este paso los catalanes acabaran aplaudiendo al Ejército cuando bajen por la calle Numancia en dirección a Montjuïc.
Lo de marcar paquete es más sutil porque varia entre un certificado de autorresponsabilidad que firmas tú mismo. Y un decreto que obliga a los trabajadores mantener un metro y medio de distancia con el de al lado en el puesto de trabajo. ¡Pero si estamos todos confinados! Vas a buscar el pan o a tirar la basura y cambias de acera sólo divisar a alguien en la lejanía. Yo creo que lo han hecho porque, como el Gobiernoo español recomienda un metro, aquí quieren ser más: pues metro y medio.
Aparte de eso no acabo de entender -como decía la consejera Budó-
que un gobierno que declaró la independencia, proclamó la República,
rompió el Estado, abolió la monarquía, se pasó por el forro la
Constitución, derogó el Estatut e hizo caso omiso de jueces y fiscales
-incluido el Tribunal Constitucional- vaya ahora pidiendo “cobertura
legal” y “seguridad jurídica” para recomendar a los catalanes permanecer
en casa. Al fin y al cabo en Igualada tiraron pel dret." (Xavier Rius, director de e-notícies, 23/03/20)
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