"(...) La crisis económica mundial del 2008 acabó desarrollando en Catalunya el fenómeno viral del separatismo, la variante local del nacionalpopulismo que desde entonces circula por Europa bajo diferentes rostros.
La nuestra es una fantasía que ha hecho creer a mucha gente que los problemas de la globalización se
podían afrontar mejor desde el gen egoísta de lo pequeño, y que las
reglas del Estado democrático y de derecho se podían romper
unilateralmente como hicieron los líderes independentistas en septiembre
y octubre del 2017.
Pues bien, da la impresión de que la crisis del
coronavirus con sus incalculables consecuencias en todos los ámbitos
puede acabar sepultando al 'procés', aunque todavía no sepamos qué
vendrá después.
Por ahora, la política catalana ha desaparecido de la agenda, como
lo prueba lo poquísimo que se ha hablado de la dimisión forzada del
'exconseller' de Exteriors Alfred Bosch, por haber ocultado un presunto caso de acoso sexual continuado por parte de su jefe de gabinete. La pugna preelectoral entre JxCat y ERC fue
determinante en la renuncia de Bosch el pasado lunes, lo que en otro
momento hubiera dado cuerda política y mediática para varias semanas.
Tampoco ahora importa gran cosa cuándo ni cómo va a celebrarse la próxima reunión de la "mesa del diálogo" entre
gobiernos prevista para marzo. Hemos entrado en un estado de alarma en
el que todo ha quedado suspendido. En realidad, ya nada será igual tras
la debacle del coronavirus, particularmente en una Catalunya donde la
política ha estado secuestrada por la pequeñez y la necedad, mientras
los problemas se han ido agudizando y haciéndose más globales.
Los giros del Govern
La portavoz del Govern, la 'consellera' Meritxell Budó,
afirmaba este mismo martes que Catalunya tenía "los casos de
coronavirus controlados", que se podía seguir el trazo de los contactos
de las personas que habían dado positivo, por lo que no hacía falta
adoptar medidas como en otras comunidades. El grave brote del virus en Igualada cortó en seco ese aroma de diferenciación identitaria y en menos de 48 horas se ha decretado el cierre inmediato de todos los centros educativos.
Igual volantazo se ha producido en relación a la gratuidad del teléfono 061, que hasta ahora era de pago en Catalunya,
la única entre todas las autonomías, pese a las reiteradas críticas de
los partidos de la oposición y de las asociaciones en defensa de la
sanidad pública. Otro ejemplo más de que el 'procés' se ha hecho a costa
de los gastos socialmente importantes.
En sus comparecencias, los miembros del Govern, desde la portavoz hasta la 'consellera' de Salut, Alba Vergés, pasando por Quim Torra o Pere Aragonès, reflejan nervios y sobre todo mucha improvisación. Se han dado cuenta de que las elecciones catalanas van a ir de coronavirus y no de 'procés'. " (Joaquim Coll, El Periódico, 12/03/20)
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