"(...) Llevamos dos años de degeneración de la convivencia en Cataluña. No era algo nuevo, todo venía de atrás: del pujolismo y su proyecto 2000. De aquellos polvos estos lodos.
Hay quien afirma que el
independentismo está en retroceso, y, sin decir que eso es falso, hay
que afirmar, recalcar, reclamar que la derrota del independentismo es condición necesaria para
volver a la normalidad; a no ser que alguno piense que la normalidad es
lo que había antes de 2012: hegemonía del Nacional-catalanismo.
Es condición necesaria pero no suficiente. Hay que derrotar al nacionalismo.
Es muy peligrosa la deriva que puede tomar nuestra sociedad si se
confirman los planes terroristas de los CDR detenidos.
Es muy peligroso
que haya catalanes dispuestos a exigir que los independentistas tengan
libre albedrío para hacer lo que quieran, sea ilegal o criminal.
Cualquier día te ponen una bomba… con una sonrisa, eso sí.
Estamos en un momento delicado y nadie puede bajar la guardia. (...)
Algunos hablan del dialogo, como si tal cosa fuera posible. ¿Cómo dialogar con quien solo acepta una salida –la suya–, y te exige que renuncies a tus derechos para sentarte a la mesa?
La sociedad catalana siempre ha
sido muy clasista. Durante la dictadura, los padres y abuelos de los
actuales secesionistas daban vítores a Franco. Y despreciaban a la charnegada a la que explotaban.
El catalanismo, el supremacismo
ya estaba en Òmnium Cultural, bajo la protección de franquistas
catalanes y el franquismo español… Su evolución hacia un postfranquismo
catalanista parece lo natural.
Dialogar, ¿para qué?
Volver a antes de 2012 es
mantener la inmersión lingüística, es mantener las multas por rotular en
castellano, es mantener la hegemonía política del nacionalismo. Es
mantener la segregación social por razón de lengua y de sentido de
pertenencia.
En Cataluña hay una relación
directa entre clase social y lengua, como la hay en la discriminación en
EEUU con el color de la piel y clase social.
Hay que derrotar al nacionalismo. Con el nacionalismo no se puede dialogar ya
que no acepta la diversidad; su objetivo es el imponer un único
sentimiento de pertenencia, una patria monolítica y totalitaria.
Dialogar es darles tiempo a reponerse; volver al catalanismo moderado es
tan solo una trampa pujoliana que
les permita mantener sus privilegios de clase para rearmarse y volver
dentro de 20 o 30 años a lanzar otro órdago, esta vez con más
posibilidades de conseguirlo si prosigue el proceso de asimilación
identitaria que inicio Pujol.
Nacionalismo
Vean que no pongo adjetivos.
Pero tengamos claro que el nacionalismo depredador aquí en Cataluña es
el nacional-catalanismo, como en el País Vasco lo es el abertxalismo. Se llame PNV o Bildu. Y en otras partes de España ese nuevo soberanismo/ombliguismo que nos invade.
Indudablemente existe un
nacionalismo españolista peligroso –Vox–, retroalimentado por el
secesionismo y una izquierda acomplejada y desnortada (PSOE, Podemos y
sus confluencias). Conjurémonos contra todo nacionalismo.
Es posible una nueva Cataluña
Intercultural, mixta y mestiza, frente a multiculturalidad que esconde el supremacismo.
Cooperativa y colaborativa, frente la exclusión y la segregación por identidad o lengua.
Bilingüe, babélica, frente a la
inmersión lingüística y el monolingüismo de TV3 y los medios de
comunicación de la Generalitat y los subvencionados por ésta.
Si en 2017 decía que el ilegal
referéndum del 1 de octubre dejaría tres heridas (en la libertad, en la
igualdad y en la fraternidad), hoy solo puedo confirmar que seguimos
desangrándonos. Sigue sin haber ese proyecto ambicioso desde la
izquierda para toda España. No habrá cambios en Cataluña, y por tanto en
España, mientras no haya una izquierda fuerte, comprometida con la
igualdad y que se posicione claramente contra el nacionalismo.
Recordad, no admitamos un lavado de cara del catalanismo. Nada puede ser igual a antes del 2012.
¡No a la hegemonía nacionalista!"
(Vicente Serrano, Miembro de la Junta Directiva de la asociación Alternativa Ciudadana Progresista. Crónica Popular, 30/09/19)
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