11/10/19

Comín insta a los catalanes a “perder el empleo”. El ex conseller pide sacrificios personales para la independencia desde Waterloo... ¡y esto lo dice sin renunciar al acta en el Parlament para seguir cobrando sus 2.871,57 euros al mes! O sea, usar a los ciudadanos como sacos terreros...

"La entrevista a Toni Comín comienza con el dirigente sentado en una librería de Lovaina (Bélgica). Un camarero le sirve un enorme tazón de café y un trozo de pastel. Pasea en su bicicleta con el periodista desde el local hasta su residencia en la ciudad belga. 

Sentado junto a su chimenea, con pantalón de tweed gris y americana de paño con su lazo amarillo, comienza a hablar con el periodista para El Periódico de Catalunya. Los usos y costumbres importan cuando van acompañados de una disonancia excelsa con el discurso y la realidad de aquellos a quienes te diriges. 
El exconseller de Sanidad ha propuesto un camino para la consecución de su independencia. De su arcadia feliz. El boicot económico, declararle una guerra económica al Estado, que los trabajadores dejen de ir a trabajar, que pierdan sus trabajos y sus salarios y que vean mermadas sus condiciones materiales en beneficio de un bien superior: Cataluña como estado independiente. Lo propone cuando él no se atrevió a renunciar al acta para seguir cobrando sus 2.871,57 euros al mes.(...)

Toni Comín está acostumbrado a vivir en la comodidad de la mediana burguesía catalana. Algo que crea un poso cultural que aparece sin uno darse cuenta en declaraciones y actitudes. Familia de vencedores de la guerra, nieto del miembro de Falange y Comunión Tradicionalista Jesús Comín, que tan importante fue para que el golpe de Estado contra la República triunfara en Zaragoza, e hijo de Alfonso Carlos Comín, un marxista cristiano que repudió el origen franquista de un padre al que perdió con solo seis años y se consolidó en la lucha antifranquista perteneciendo a partidos como Bandera Roja o el PSUC. 

Su madre, Maria Lluisa Oliveres, se ha hecho un importante hueco en la política cultural catalana a través de los premios otorgados por la Fundació Alfons Comín que ella misma preside. Un ejemplo paradigmático de la importancia del capital cultural y social en la construcción política de la mediana burguesía procesista que, acostumbrada a la comodidad de sus posiciones de privilegio, se atreve a pedir sacrificios a quienes menos tienen. 

Los líderes procesistas quieren usar al pueblo de sacos terreros. Poner sus cuerpos en las trincheras mientras convencen a miles de desubicados de que lo progresista es seguir las directrices de unos locos reaccionarios con megalomanía. 
La cambra de comercio catalana ha pedido el apoyo a un "paro de país". Los sindicatos amarillos de la intersindical CSC le hacen el juego a la patronal con la destrucción simbólica de los métodos de lucha obrera y los burgueses de Lovaina y Waterloo proponen la quiebra económica, el empobrecimiento, la merma de las condiciones de vida de la clase obrera y el sufrimiento de miles de ciudadanos humildes mientras degustan café latte con muffins hojeando cómics de Tintín. Y mientras, la izquierda catalana, desnortada y acomplejada."    (Antonio Maestre, 10/10/19)


 (...) Dice Ràfols que, si seguimos así, igual le aplican a TV3 un 155 completito y muchos de sus trabajadores pueden acabar en la calle, satisfaciendo así involuntariamente los deseos de Toni Comín, quien desde su retiro belga, acaba de declarar que, para hacer pupa a España económicamente hablando, los catalanes deberían estar dispuestos a quedarse sin empleo (¡y esto lo dice un trepa profesional que se toca el níspero a tres manos, porque la cuarta la necesita para meterla en la llamada caja de resistencia y seguir viviendo como Dios sin dar un palo al agua!). (...)"             (Ramón de España, Crónica global, 10/10/19)


"El ex consejero Toni Comín, huido a Bélgica para eludir la acción de la justicia española después de los hechos del otoño de 2017, suele pedir a los ciudadanos catalanes esfuerzos y sacrificios para apoyar el desarrollo del proceso independentista.

 Sin embargo, hace esos llamamientos desde fuera del territorio español, para evitar problemas.

En esa línea, su última ocurrencia fue animar a los catalanes a que, en las eventuales protestas que puedan producirse contra la sentencia del juicio por el intento de aplicar el proyecto independentista, mantengan un “tipo de movilización nuevo, sostenido, intenso, que apunte al desgaste material del Estado”. Admitió que esta actitud “tiene costes para la gente de Catalunya”, y entre esos “costes” se refirió a la posibilidad de”perder el empleo”.

Sin embargo, Comín no predica con el ejemplo, dado que, a pesar de que no puede ejercer ninguna actividad como diputado en el Parlament, en ningún momento ha renunciado a ese escaño. Es decir, en su opinión, los ciudadanos deben arriesgarse a “perder el empleo” por el proyecto independentista, pero él, que está en Bélgica, para no correr riesgos judiciales, ni siquiera ha renunciado a su escaño en el Parlament, manteniendo así su “empleo”."                (e-notícies, 14/10/19)


"El ex conseller Toni Comín, en una entrevista en El Periódico, insta a los catalanes a perder el empleo y sacrificar su bienestar personal por la independencia. 

Comín también se muestra partidario de boicotear la economía del Estado español, al que se refiere como “el enemigo”. (...)

"Un proceso sostenido de movilizaciones. Un tipo de movilización nuevo, sostenido, intenso, que vaya al desgaste material del Estado. Que tiene costes para la gente de Catalunya. Si el líder del socialismo español está en las antípodas del británico, no haremos la independencia votando y basta", argumenta.

"-¿Qué costes?", le pregunta el periodista.

"-Costes económicos. No penales", responde Comín.

-¿Laborales?

-Por ejemplo.

-¿Perder el empleo?

-Por ejemplo.

-¿Ver bajar el nivel de vida?

-Los autónomos no lo perderán... Lo que ha de decidir la gente que quiere la independencia de Catalunya es si reconocemos la realidad por dura que sea, por injusta que sea. Lo que estoy diciendo ¿es deseable? No. ¿Es justo? Para nada. Pero el precio de la independencia no lo ponemos los catalanes, lo pone el Estado. Si consideramos que la república catalana es la condición de una ciudadanía plena, que no eres libre si no eres plenamente ciudadano, la pregunta -injusta y desagradable, pero inevitable- es qué precio estamos dispuestos a pagar por nuestra libertad.

La gente tiene derecho a no cooperar con aquel que considera que te está negando la libertad. Hay una manera de no cooperar que es no contratar a sus empresas, parar el tejido productivo cada cual desde su acción individual, responsable...

-Pero eso tendría unos costes, y cuando PIMEC llame a la 'consellera' quejándose de que les están perjudicando, ¿qué respuesta les dará?

-La respuesta que les dará es que si hay un millón de personas que un día se levantan por la mañana y no quieren ir a trabajar, ella no tiene ningún instrumento, ni el Estado, para obligar a esta persona a ir a trabajar.

-¿Pero hay un millón de personas dispuestas a no ir a trabajar, para conseguir la independencia?

-No lo sé.

-¿Y jugarse el empleo?

-No lo sé. Ese es el debate, ese debería ser el tema de la gran conversación que tiene el independentismo.

-¿Usted lo haría?

-La gente se ha de preguntar qué precio están dispuestos a pagar, si consideran que no son libres en el Estado. Qué precio están dispuestos a pagar por su libertad y la de sus hijos.

-Y el precio puede ser perder el empleo...

-Un paro largo puede ser que tenga riesgos grandes en términos materiales para la gente. La gente tiene derecho a no cooperar. Es un principio básico de la desobediencia civil y la lucha no violenta. No tengo porqué cooperar con mi enemigo o mi adversario."                (e-notícies, 09/10/19)

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