"HACE unas semanas en Coripe, un pueblo de Sevilla,
quemaron la figura de un muñeco, un Judas, con la imagen de Puigdemont.
España entera salió a denunciar lo que consideraba un acto de
anticatalanismo. Como catalán, España me ofendió. La denuncia solo tenía
sentido bajo el supuesto de que todos los catalanes somos delincuentes.
Porque al muñeco lo quemaban por representar a un delincuente. Por eso,
en años anteriores habían quemado imágenes de Rato y Urdangarin. A
todos los unía la misma condición, la que da sentido a los Judas: la
sanción de un acto que se reprueba moralmente.
Quienes se escandalizaban
ahora y no se escandalizaron antes nos estaban diciendo que aprobaban
los actos del fugado de la justicia. No habrían condenado a un Judas que
representara a un violador. Con Otegi, tengo mis dudas.
No desatiendan las asimetrías. En Cataluña no hay
fiesta de pueblo en la que no se realice un acto equivalente con las
figuras del Rey o del presidente de turno. Eso sí, no se les quema por
delincuentes sino por españoles. Puigdemont, en Coripe, resulta
intercambiable, lo ha sido en años anteriores, por cualquier otro
delincuente.
El Rey lo sería por cualquiera de nosotros. Los del «unos y
otros son lo mismo» mienten. Se comprobó hace un par de meses, cuando
Madrid, el supuesto epicentro del nacionalismo español, recibió con
indiferencia a miles de nacionalistas con banderas y símbolos que
condensaban dos mensajes: España es una dictadura y nuestro objetivo
político es privaros de los derechos de ciudadanía en una parte de
vuestro país. Ahora comparen con Rentería, la Autónoma o Vic.
No hay equiparación posible. Por supuesto, el
constitucionalismo es moralmente superior. Lo hemos demostrado. Desde
hace tiempo. Este país combatió el terrorismo nacionalista vasco sin
acudir al Estado de excepción, sin una ETA del otro lado y llevando a
los tribunales a la cúpula de Interior de un Gobierno socialista por
guerra sucia. Lecciones, quien pueda darlas. No les estoy contado nada
que no sepan; si acaso, el trasfondo moral de lo que saben. (...)" (Félix Ovejero, El MUndo, 01/05/19)
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