"(...) La cuestión de las
identidades va a ser probablemente una cuestión central en los próximos
diez años. ¿Están las fuerzas progresistas preparadas para encararla sin
caer en los tics esencializantes de la derecha radical conservadora?
La identidad es una forma de recomponer lo roto, de
unir a gente separada por un individualismo feroz, de conceder
autoestima y orgullo a poblaciones que tienden a carecer de ella.
Esa es
la oferta populista, y a ella ha opuesto la izquierda otro tipo de
identidades, las culturales.
Combatir en el marco de la identidad, desde
esa perspectiva, es pelear en el terreno de juego en el que vas a
perder.
Para tomar en serio la identidad, debemos conocer mucho mejor
nuestra sociedad, cuáles son sus deseos y aspiraciones, sus temores y
sus necesidades, y a partir de ahí se puede construir una opción real. (...)"
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