23/1/19

Enric Ucelay-Da Cal: "En Cataluña no ha habido fascismo porque el nacionalismo se lo ha comido"

"(...) ¿Existe un fascismo catalanista?

Han existido fascistas catalanes. Incluso muchos fascistas catalanes. Pero no un fascismo catalanista. Hay situaciones donde el marco político, en este caso el nacionalismo, domina. Son situaciones donde el radicalismo tiene dificultades para desbordar las aguas naturales de ese marco. 

En Cataluña hubo muchos intelectuales fascinados por la Italia fascista, pero muchos menos fascinados por Alemania. Hay algún germanófilo, pero son siempre figuras aisladas.

En Cataluña ha habido otros 'ismos'. 

Yo siempre he pensado que lo determinante son las personas, y que las personas no se suelen comportar de una manera coherente con los ismos. Incluso aunque sean militantes de esos ismos. En este sentido, el nacionalismo catalán puede con el fascismo. No acaba de poder, sin embargo, con el comunismo.

El Front d'Esquerres.

En Cataluña hay, sí, un Frente Popular diferente al español, el Front d’Esquerres, que se mantiene vivo por debajo del franquismo y define intelectualmente la Transición y los años 80 y 90. En el 68 se produce el redescubrimiento de ese espíritu frentepopulista y ahí se decide que los nacionalistas son compañeros de viaje lícitos.

Pero la acusación está ahí.

Está ahí en buena medida por una foto, que es la portada del libro, y que resultó ofensiva incluso para los jonsistas y los falangistas. “¡Son fascistas!”, decían los jonsistas y los falangistas. Bueno, también lo eran ellos. 

Este es un debate que no se producirá jamás en España y en Cataluña porque o estás con estos o estás con aquellos, pero está claro que hay situaciones en las que existe fascismo en la sociedad, porque existen fascistas, pero no existe un partido fascista importante. En Cataluña, el nacionalismo se ha comido al fascismo.

¿A qué se refiere en concreto cuando habla de fascismo?

Cuando hablamos de fascismo hablamos de un movimiento que se sitúa fuera de las normas del resto de la política. Mólotov decía en el 32: “No hay presos políticos en la URSS, hay una legislación social nueva que los convierte en criminales y están cumpliendo con sus penas, que incluyen el trabajo, porque en la URSS todo el mundo trabaja”. Es decir, que el gulag no existe.

Pero lo significativo es que Mólotov siente la necesidad de justificarlo. Mólotov comparte con liberales, demócratas y conservadores un conjunto de valores que son la sociedad, el individuo, el derecho y los derechos humanos.

El fascismo no hace eso. El fascismo tiene una chulería única, diabólica. No hay otro movimiento político en el siglo XX que asuma sin rubor, como lo hace el fascismo, su propia demonización. Es más: si te encuentras con alguien que dice ser fascista, pero ese alguien se ruboriza frente al mal, es que no es un fascista sino un conservador disfrazado. Lo que marca el fascismo es el desacomplejamiento, para utilizar una palabra de moda.

La idea de que en Cataluña el nacionalismo se ha comido al fascismo me recuerda a esa otra idea que decía que en el País Vasco no hay ultraderecha porque ETA ha absorbido a los radicales que en otras circunstancias militarían sin problemas en el fascismo.

Lo que ocurre es que en el País Vasco también había una derecha franquista o posfranquista. En Bilbao, por ejemplo. La sociología nos lleva sólo hasta cierto punto.

Además, una de las cosas que marca al neofascismo es la nostalgia. Y en España se han resuelto muchas cosas con los impuestos. En España ha habido dinero suficiente para pagar a los franquistas y a los progres peludos. Y eso derivó en que todo el mundo se quedara contento durante la Transición. 

También en ese fenómeno que es la plaza de Oriente llena y la plaza de Oriente vacía en un plazo de sólo tres años. En el momento en que se supo que el Movimiento iba a cobrar su pensión, se acabó el tema. Otro asunto diferente son los que han durado demasiado y se han quedado pillados porque por aquel entonces eran demasiado jóvenes. Hay que saber desaparecer a tiempo.

Entonces, ¿está inmunizado el catalanismo contra el fascismo?

No. Nada lo está. Yo nací en el exilio y la vida me llevó al más radical escepticismo. Lo que ocurre es que estamos reviviendo el panorama de los años treinta. Abrimos el diario cada día y decimos: “No, no, no podrá ser, hemos llegado hasta aquí pero no se llegará más allá”. Y pumba. 

Vemos al grupo de Visegrado y pensamos: “Está lejos, son polacos, son checos”. Pero ahora Kurz es el canciller de Austria. Y luego están los italianos. Y los bávaros, que parece que van directamente a por Merkel. ¿Habrá una UE dentro de cinco años?  (...)"               

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