"Han llegado a amenazar a mi hijo de 15 años por teléfono". Así de concluyente se muestra Dror Cohen, el dueño de la pizzería asediada por los independentistas catalanes por, supuestamente, no tener la carta en catalán. El directivo lamenta que algunos "secesionistas se estén comportando como nazis, haciéndole la vida imposible".
En conversación con este medio, Cohen ha enumerado una larga lista de
actos de boicot e intimidación en apenas 3 días. "Hemos recibido más de
1.000 llamadas en 72 horas. Mis camareros tienen miedo. Me han hundido en las redes sociales
con comentarios negativos. Han hecho reservas falsas tanto de mesa como
de comida para llevar para bloquear mis turnos de comida. Se han
apostado ante la puerta para insultar a los clientes", ha explicado a Crónica Global.
Lo que ha colmado el vaso, admite, son las "amenazas a su hijo de 15 años" de quien "no sabe cómo han conseguido el teléfono".
"Me insultó por italiano y judío"
Cohen
ha querido dejar claro también qué pasó el viernes en Bo di Napoli para
que su establecimiento acabara siendo víctima de un boicot masivo independentista. "No fue por insultar a nadie, ni por citar a Franco o la cárcel para los independentistas. Fue por el catalán", ha explicado.
Según él, la activista y exmiembro de la cúpula de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) Noemí Llaveria Pereiras entró en su negocio con otra persona. Al decirle Buon Giorno ella contestó: "Buon Giorno no, Bon dia".
Tras ello, el personal la guió a la mesa mientras el directivo avisaba a
su personal de que no cayeran en la provocación. "Me alejé de la
escena, pensando que estaba zanjada, pero no. De repente escuché gritos y
me acerqué de nuevo, era la misma señora".
Según él, que ha lanzado hoy un comunicado público --leer aquí--, Llaveria estaba "muy alterada" porque le ofrecieron la carta en castellano,
aunque Bo di Napoli la tiene en los dos idiomas. "Yo le ofrecí traer la
otra carta o que un camarero se la tradujese. Ella no estaba contenta y
decía que por ley yo le debía atender en catalán en primer lugar y que
iba a llamar a los Mossos".
El emprendedor, que ha invertido unos 60 millones en proyectos en Cataluña, pidió "comprensión", pues disponía del menú en catalán, pero no se lo había ofrecido en primer lugar. "Y el local estaba lleno, no era necesario montar un espectáculo". Ante la intransigencia
de la señora, que se iba alterando apelando a la "ley y a una
denuncia", el comerciante la invitó a abandonar el establecimiento.
"Me
espetó que éramos unos italianos de mierda y unos mafiosos. Al decirle yo que no era italiano sino israelí, pero que los italianos no son todos unos camorristas, ella me lanzó insultos antisemitas antes de hacer fotos de la fachada del local", se queja.
Denunciará
Cohen recuerda que "lleva 20 años en el negocio" y que nunca tuvo ningún problema por la lengua, pues utiliza las dos indistintamente. "El problema es una minoría radical de independentistas. Puedes ser lo que quieras, yo no me meto con la ideología de cada uno, pero no puedes actuar como hicieron los nazis",
valora. Ha puesto el caso en manos de su abogado.
Sostiene que tomará
acciones legales, "pues nunca había sido víctima de una campaña de acoso
de tal magnitud" que, dice, "la aguanta porque la salud financiera del
negocio es buena, pero que hundiría a cualquier otro".
Según Cohen, ha invertido más de un millón de euros en la pizzería,
en la que trabajan unas diez personas. Tiene las cartas en castellano,
catalán, francés, inglés y más idiomas. Agrega que emplea a camareros
transalpinos, pero también catalanes, filipinos o magrebíes.
Estos
trabajadores, abunda "están siendo víctimas de la campaña", igual que
"sus familias". Remacha que puede aportar pruebas de todo ello en sede
judicial, pues la conversación con la activista de la ANC "está grabada" y servirá para denunciar las "injurias" que le han imputado.
Acaba su entrevista con una petición de ayuda a los "catalanes y
españoles que, piensen como piensen, no estén de acuerdo con estas
actitudes sectarias". El directivo subraya que "necesita su apoyo", pues una "minoría radical" amenaza con hundir su proyecto empresarial." (Ignasi Jorro, Crónica Global, 30/12/18)
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