25/1/19

¿Cómo una parte de la izquierda, que no tiene con razón ninguna duda sobre el carácter del nacionalismo español, ha asumido como propias las tesis etnicistas de este catalanismo de ricos y reaccionario, bien representado por Torra o por aquel historiador de Sabadell (ANC) que propuso excluir a Machado del callejero por franquista?

"(...) Afirma que frente a lo que dicen los artífices del procés de que la base es el entusiasmo popular, hasta que el gobernó no se puso al frente no «cuajó»esta causa. ¿Los ciudadanos estaban realmente interesados?

Hay dos principios fundamentales en la explicación de los procesos sociales: primero, no hay inmaculadas concepciones; segundo, son poco frecuentes los supuestos de una paternidad monocausal. Cuando se cocina el tema de la reforma del Estatut, el asunto no interesaba a casi nadie.
La respuesta social no puede entenderse sin un poderoso programa de ingeniería social, coadyuvado por el contexto de oportunidad de la crisis económica.

Refiere usted un baile de fechas considerable por parte de los propios políticos independentistas sobre en cuál de ellas se puede dar por iniciado el deseo de soberanía. ¿Entra esta discordancia en la misma línea de «ilusiones»que señalaba al principio?

Es otra variante del tema de la racionalidad: no hay forma de tratar el asunto con herramientas empíricas.

Se ha instalado la tesis de una figura célebre por su habilidad con los pies de que «todo empezó con el Constitucional».

Lo que claramente choca con la evidencia de que las Diadas de 2010 y 2011 no se distinguieron de las anteriores; mientras que sí lo hizo la de 2012 tras el congreso de CDC y la creación de ANC.
Hay una parte de la discordancia que es aceptable, como en otros supuestos; y otra parte que no lo es porque es el resultado de una dirección política que busca establecer una especie de teleología inversa: las cosas tuvieron que pasar de esa manera para que llegáramos al desenlace esperado, a la solución mágica.

La causalidad se construye al revés, de atrás hacia adelante, siguiendo el diagnóstico del historiador Lewis Namier: los nacionalistas acaban por invertir los procesos cognitivos recordando el futuro e imaginando el pasado. La genealogía secesionista del procés es un caso de manual.

Señala usted «el qué» del procés, que indica, es el ‘derecho a decidir’. ¿También en el ámbito de lo ilusorio? ¿Cómo consiguió este concepto sustituir el concepto de lo social por el de lo identitario?

Aquí tenemos que abrir otro registro, pero no muy lejano. Uno de los rasgos de estos materiales cognitivos, la contrapartida epistémica del populismo, es el oportunismo, siguiendo la máxima de que todo vale para la causa.

Imaginemos que las averías ferroviarias que ha sufrido Extremadura esta Navidad hubieran ocurrido en Cataluña: tendríamos un venero más para el capital de los agravios. A la hora de buscar materiales para dar verosimilitud al delirio, el nacionalismo catalán ha aprovechado la figura del ‘derecho a decidir’ producto de diseño en el Euskadi de los tiempos de Ibarretxe, en particular como subproducto del frente nacionalista representado en el Pacto de Estella-Lizarra (Ibarretxe sirve de aval al profeta catalán del ‘derecho a decidir’, Jaume López).

Una figura que se invoca precisamente para evitar los escollos del derecho de autodeterminación y que resulta ser un endemismo politólogico vasco catalán.

La conexión eusko catalanista, en la que han jugado un papel fundamental sectores religiosos, es un elemento poco explorado y se inscribe dentro de otra parcela oscura de la historia española reciente: la nacionalización del antifranquismo que lavó las complicidades de las burguesías respectivas y hurtó a la izquierda buena parte de su capital de resistencia
El cambio de foco de lo social a lo identitario, que es lo que hace el editorial conjunto, es un ejercicio socialmente bien conocido.

El proceso fagocita las energías de los indignados catalanes y su neutralización es precisamente uno de los objetivos, como reconoció explícitamente Santi Vila.

Este rubro tiene un corolario, la pregunta de ¿cómo una parte de la izquierda, que no tiene con razón ninguna duda sobre el carácter del nacionalismo español, ha asumido como propias las tesis etnicistas de este catalanismo de ricos y reaccionario, bien representado por Torra o por aquel historiador de Sabadell (ANC) que propuso excluir a Machado del callejero por franquista?

La combinación de corrupción, privatización y recortes, incluidos los muy agresivos en la sanidad llevados a cabo por Boi Ruiz, ha sido neutralizada en el narcótico de la estelada. (...)"

(Entrevista a Martín Alonso Zarza, doctor en Ciencias Políticas, licenciado en Sociología, Filosofía y Psicología, formó parte del grupo de expertos de la Escuela de Paz de Bakeaz (Bilbao), Adelaida del Campo, ConfiLegal, 13/01/19)

No hay comentarios: