"Los medios de comunicación del procés, la prensa del movimiento de
este país, han puesto el grito en el cielo. Sus voluntariosos
comisarios y bien pagados plumíferos parecen estar literalmente cagados
por la candidatura de Manuel Valls. (...)
No se trata de que sea un fracasado en su país de acogida. A
un tipo que a su edad ha sido alcalde, diputado ministro y primer
ministro en Francia, esa etiqueta no le va. No es su talla como político
lo que hay que debatir, a menos que queramos compararla con la de sus
competidores a la alcaldía o con las figuras que hoy presiden
la Generalitat, el Parlament, los partidos políticos catalanes, etc. En
esa foto, Valls no es, precisamente, el más bajito. Tampoco el más facha.
La Presidentorra (el concepto es homenaje a Albert Soler del Diari de Girona, el último periodista cuerdo que queda en Catalunya) es bastante más facha que él: el discurso de Torra sobre los españoles (que en la prensa del movimiento apenas ha sido tema) sitúa a Valls bien a la izquierda del actual honorable.
El president del Parlament, el chalado de Bruselas y todo el rebaño de profesores de instituto y amateurs que dirigen la República imaginaria,
parecen una colla de payasos al lado de este tipo, formado en la
escuela republicana (esta de verdad) francesa. Valls tiene los pies en
el suelo, sabe sumar y restar. Sabe lo que es un estado, lo que es
Europa, lo que es y no es un referéndum. En resumen, al lado de los de
aquí es un profesional.
Claro que es un oportunista, claro que es de derechas, pero me remito
a la pregunta del inicio: ¿qué ha pasado en este país para que un tipo
como él tenga posibilidades de hacerse con la alcaldía? Pues lo que ha
pasado es que se ha quebrado el consenso interno que sostenía la
convivencia en Catalunya.
Aquí unos eran nacionalistas, y otros no. Unos lo eran al 90%, otros al
50%, otros al 10% y otros no lo eran en absoluto, pero todos se
respetaban y se soportaban los unos a los otros. Hoy sospecho que la
mayoría de los catalanes apoyarían a quien fuera capaz de coser ese
divorcio y acercarnos al matrimonio anterior.
En Barcelona ese deseo es tan fuerte que el cinturón periférico de la
ciudad que siempre votó a la izquierda catalanista, hoy vota a un
partido de derechas cuya bandera es el antinacionalismo, lo que mucha
gente ve como una especie de procés al revés. Es decir, en
Barcelona se ha abierto una gran oportunidad y Valls, que es un
oportunista profesional (no confundir con uno amateur e ignorante), la
ha visto.
Después de que la izquierda regalara buena parte de su base
electoral a Ciudadanos, de que el nacionalismo lo dividiera todo con la
ilusión de su Ínsula barataria y que revitalizara con sus
banderas a la derecha corrupta, tanto en Madrid como en Barcelona, ¿de
qué podemos quejarnos?
Este pueblo grande en el que se ha convertido
Barcelona tendrá al Valls que se merece. La escuela política francesa es
superior a la española. No es un juicio de valor, es una cuestión de
años de libertad y en eso nos llevan bastante ventaja. (...)
Lean el artículo que Valls publicó hace unos días en El País.
Era un producto perfecto. Quiere arramblar con todo; con los
antinacionalistas, con los castellanoparlantes, con los asustados por
el procés, con los desencantados con todas las demás opciones, y hasta con un buen sector del catalanismo. Pujol, Maragall, Coby, els castellers, el tío Perico y la virgen de Montserrat, si hace falta. No se rían: este tipo puede ganar. Y hay que preguntarse por qué." (Rafael Poch, CTXT)
No hay comentarios:
Publicar un comentario