"(...) El nacional-catalanismo lleva años alimentando un proceso que
necesariamente ha de culminar en esa ambicionada independencia. No hay
nacionalismo moderado y nacionalismo radical… todo es cuestión de
velocidad.
El procés no se inicia con la sentencia el Constitucional
sobre el Estatuto ¡Para nada! Se inicia tras las acciones de “Rodea el
Parlament” que realizó el movimiento 15M en respuesta a los recortes que
la Generalitat de Artur Mas impuso a la sociedad catalana. Antes de que
a la sociedad española lo hiciera Rajoy.
Ese es el verdadero punto de inflexión que da inicio a este proceso
secesionista, inesperado ya que el mismo catalanismo lo tenía previsto
para más adelante. Fue un error de cálculo. Ciertamente, consiguieron
desmovilizar a la sociedad catalana que reivindicaba justicia social,
sustituyendo la reivindicación por la culpabilización de España de todos
los males que sufría Cataluña, males, que por otro lado, también sufría
el resto de España. (...)
¿Es el proces un movimiento republicano? yo puedo afirmar y afirmo taxativamente que no. (...)
En los días 6 y 7 de septiembre del año 2017 el nacional-secesionismo
pretendió acabar con la legalidad de la Constitución y en uno de sus
articulados determinaba que los jueces de los altos tribunales del nuevo
Estado Catalán serían nombrados directamente por el presidente de la
Generalitat y que todos aquellos que tuviesen cuentas pendientes con la
justicia española y fueran “buenos catalanes” quedarían anuladas y
sobreseídas sus causas. A eso le podemos llamar “república de
pandereta”. (...)"
(Vicente Serrano, Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista y miembro del Grupo Promotor de IZQUIERDA EN POSITIVO. Crónica Popular, 29/08/18)
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