"La crisis territorial que se vive en España afecta a Catalunya y amenaza
con extenderse al conjunto del país así como a varios países europeos.
Los principales impulsores de esta dinámica son los partidos
nacionalistas conservadores que, aliados con sectores que se denominan
progresistas procedentes de las clases medias nacionalistas, llevan
preparando desde hace décadas un proceso de ruptura cultural y política
con el resto de España.
La corrupción generalizada de los gobiernos
nacionalistas, unida al desclasamiento de una parte del pequeño
empresariado catalán tras la crisis de 2008, explica la elección del año
2012 para poner en marcha dicho proceso de ruptura. (...)
Desde el comienzo de la transición democrática sectores importantes de
las izquierdas españolas han mantenido una posición ambigua en el tema
nacional, lo cual les ha llevado a adoptar una actitud seguidista a
medida que el problema se ha ido agudizando y el neoliberalismo las ha
ido colocando en una posición defensiva. (...)
Sin embargo, una parte significativa de
las izquierdas españolas, que va desde la socialdemocracia hasta
sectores de inspiración anarquista pasando por personas de tradición
comunista, republicana y socialista de izquierdas, pensamos que este
planteamiento está radicalmente equivocado.
La principal razón es que el
llamado “problema nacional” no afecta a regiones pobres explotadas por
la metrópoli o sin derechos políticos propios, sino a las regiones más
ricas de España que gozan de un elevado grado de autogobierno y que
quieren desentenderse de los territorios menos desarrollados del país de
la misma forma que los países ricos de la Unión Europea están
cancelando las políticas de solidaridad con los países del sur de
Europa.
Las clases medias con elevado capital
cultural son las que están en el núcleo del proyecto nacionalista, pero
en ningún caso las clases más desfavorecidas residentes en Catalunya que
se oponen radicalmente a él por razones políticas, económicas,
culturales y familiares.
Esto está llevando a una sustitución de la
“cuestión social” por la “cuestión nacional” en la agenda política, a
una erosión de los ideales de solidaridad con los sectores más
desfavorecidos por los que siempre han luchado las izquierdas, al
desarrollo de un pensamiento competitivo entre territorios y culturas, y
a una dinámica de irracionalismo etnolingüístico similar a lo que está
sucediendo en otros países de Europa.
Pensamos que sería un grave error seguir banalizando la situación
creada, pues puede debilitar a largo plazo los objetivos que han venido
defendiendo las izquierdas y personas progresistas y humanistas en
general desde la segunda mitad del siglo XIX: la agenda nacional no va
favorecer a la agenda social y solidaria sino que la va a frenar o
incluso bloquear. (...)"
(Carlos Jiménez Villarejo / Xavier Marín / Francisco Frutos - exfiscal general del Estado e impulsor de Podemos / miembro del PSC / Ex.Secretario General del PCE, eldiario.es, 11/09/18)
(Carlos Jiménez Villarejo / Xavier Marín / Francisco Frutos - exfiscal general del Estado e impulsor de Podemos / miembro del PSC / Ex.Secretario General del PCE, eldiario.es, 11/09/18)
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