"(...) Entremos en el tema de frente. ¿Es España una nación
de naciones? Seguramente, podríamos dar muchas vueltas sobre el concepto
nación y hasta podríamos encontrar una definición que permitiera esa
afirmación.
¿Podríamos?
España es una nación política y se configura como tal a
partir de la Constitución de Cádiz, donde los derechos forales se
superan, con sus aciertos y con su sufrida historia durante el siglo
XIX.
Cuando Marx habla en sus artículos para el New York Daily Tribune de La España Revolucionaria,
y sitúa la primera revolución del siglo XIX entre el 1808 y 1814, no
parece dar a entender que existieran identidades oprimidas desde 1714.
Tal vez se lo pasó por alto.
Yo, particularmente, diría que España es una nación de nociones,
que cada uno es libre de sentirla a su manera: es decir, España no es
patrimonio de nadie, no necesita nacionalistas, ni nacionalismo
españolista, y, como dice Guerra –a la vejez viruelas, ahora despierta
siendo, como es, corresponsable de la deriva del nacionalismo- el
concepto de “patria es la igualdad entre todos los españoles”. Y yo
añadiría que el único patriotismo posible es el patriotismo
constitucional.
Esa izquierda, al alimentar la defensa de la
plurinacionalidad de España con la consabida mochila del derecho de
autodeterminación, y, ahora, una vez pasado por maquillaje, el dret a decidir, lo único que hace es alimentar a los nacionalismos de corte identitario o herderiano, xenófobo, por si no se entiende.
Aceptar que Cataluña es una nación (cultural) y que,
por tanto, tiene derecho a constituirse en Estado (nación política) es
contrario a los intereses de las clases trabajadoras de Cataluña y de
toda España.
El nacionalismo catalán –que sí que existe, son los
nacionalistas los que crean la nación identitaria– no es un problema de
hace cinco años, es un problema viejo, que hay que resolver. Pero la
solución nunca será concederle una tras otra todas las reivindicaciones
insolidarias que reclame.
Es hora de la existencia de una izquierda que diga,
alto y claro, que España es diversa y plural, pero que, a la par, diga
que no, que no es plurinacional, que queremos un Estado integral, como
definía la Segunda República Española, y que se necesita una reforma
constitucional que cierre el sistema autonómico -declarando la
autonomías existentes, delimitando las competencias de las tres
administraciones (estatal, autonómica y municipal), que implante un
sistema fiscal igualitario, compensado y solidario para todas las
autonomías, eliminando conciertos y cupos-, eliminando también, entre
otras, la disposición transitoria cuarta.
Y ahí seguimos, pero como no creemos en milagros,
sabemos que Garzón no sufrirá una cura de su ceguera consuetudinaria
ante el nacionalismo, la misma que muchos progres. No caerá del caballo ni se le aparecerá Lenin, no. ¡Deberemos espabilar! (...)" (Vicente Serrano. Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista, Crónica Popular, 25/05/18)
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