10/7/17

La actual situación de choque de trenes es la consecuencia inesperada de la reacción del poder (español y catalán) ante el despertar político de la otrora desmovilizada sociedad española

"(...) En la historia reciente de España, los momentos de cierta apertura política han ido acompañados de un claro repliegue identitario. 

¿Es esto casual? Sostenemos que no, que la apertura democrática que representan los momentos políticos clave, como el periodo transicional y, últimamente, el 15-M, han sido debidamente neutralizados mediante la canalización de las demandas populares, al menos en parte, por la senda conocida de la tensión territorial, del clivaje centro-periferia. 

Así pues, cualquier intento de afrontar el problema del encaje de Cataluña en España que no considere, a su vez, los problemas de la democracia y la desigualdad, supondrá un mero escamoteo del presente, un nuevo punto de equilibrio que dotará al país de otros treinta años de estabilidad, pero que arrojará una pesada losa sobre las aspiraciones político-sociales del futuro. (...)

La crisis del sistema político español ha provocado la radicalización de las fracturas políticas sobre las que se asienta, que han dejado de ser, de esta manera, mecanismos perfectamente integrados y útiles para la canalización del conflicto social, hasta convertirse en una verdadera amenaza al mantenimiento del statu quo. 

Podríamos decir que, tanto las élites españolas como las catalanas (al fin y al cabo, ambas élites del Estado), sabían de la gravedad de la situación de crisis y del desplazamiento que se estaba produciendo, por lo que vieron la necesidad de tensar la cuerda de siempre, si bien hasta límites antes no conocidos.

Cabe ahora preguntarse si la actual situación de choque de trenes, consecuencia inesperada de la reacción del poder (español y catalán) ante el despertar político de la otrora desmovilizada sociedad española, permite una articulación alternativa de lo político. 

Esta requeriría de una nueva dislocación de la aporía imperante: legalidad versus legitimidad, un callejón sin salida que devuelve la iniciativa a las manos de siempre y que nos encamina a un abismo anunciado que, con todo, no acaba de llegar.  (...)"                 (Víctor Prieto Rodríguez, Saltamos.net, 07/07/17)

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