11/7/17

Ada Colau: se busca que participen masivamente los electores independentistas

"Diversos analistas políticos y juristas han señalado el carácter aberrante de la anunciada Ley del Referéndum. Una norma ordinaria que vulnera el principio elemental de jerarquía jurídica al saltarse las prescripciones tanto de la Constitución española como del Estatut d’Autonomia de Catalunya, ambas de rango superior.  (...)

Aquí cuentan a su favor con la total ausencia de sentido crítico de su base electoral, que creyó en el programa de Junts pel Sí donde no se mencionaba el referéndum –considerado una pantalla pasada por utilizar el lenguaje procesista– y se prometió la elaboración de una Constitución catalana que sería aprobada y refrendada en 18 meses, tras lo cual se procedería a una declaración unilateral de independencia.

 Una notable diferencia respecto a la militancia de otros partidos como el PSOE, cuya militancia, en las pasadas primarias, desoyó las directrices del aparato y votó masivamente a favor de Pedro Sánchez.

Dos son las únicas novedades del texto anunciado. En primer lugar, se invoca la legislación internacional sobre el derecho a la autodeterminación para invalidar la vigencia del ordenamiento jurídico-político español. Una argumentación capciosa y mendaz, pues es de sobras conocido que el derecho a la autodeterminación de la ONU solo se aplica a los pueblos sometidos a dominación colonial u ocupación militar que impida su libre desarrollo. 

Una doctrina aclarada por el anterior secretario general de Naciones Unidas en su visita a Barcelona en 2015 cuando manifestó: “Catalunya no está en la categoría de pueblos con derecho a la autodeterminación”.

Tampoco cumple con las prescripciones de la Comisión de Venecia que reclama, entre otras cosas, el plazo de un año entre la aprobación de las normativas legales del referéndum y su celebración y exige su adecuación al ordenamiento constitucional del Estado de referencia. Ahora bien, aquí lo que interesa subrayar es que esta mendacidad será uno de los leitmotivs argumentales de los dirigentes independentistas para orillar el obstáculo que supone el choque frontal con la legalidad española. 

Una falsedad que será repetida hasta la saciedad por los medios de comunicación de la Generalitat y afines y que será creída a pies juntillas por las clases medias atomizadas y despolitizadas, base social del movimiento independentista para quienes el nacionalismo y la secesión más que una opción política es una religión laica. De ahí que en ellas la fe se imponga a la razón.

La segunda novedad radica en el propósito de declarar la independencia unilateralmente a las 48 horas de realizado el escrutinio si hubiera un solo voto favorable a la secesión. Ello a despecho de las prescripciones de la Comisión de Venecia, pues ni se establece un quórum de participación, ni una mayoría reforzada para declarar válido el resultado de la consulta. 

También se oblitera, como se establece en la Ley de la Claridad canadiense, la necesidad de establecer negociaciones entre los dos gobiernos implicados para concretar el traspaso de poderes en caso de victoria de los partidarios de la separación.

En realidad, como apuntó Ada Colau, se busca que participen masivamente los electores independentistas; pero también, añadimos nosotros, una pequeña cifra de votantes contrarios a la secesión a fin de dotar de una apariencia de legitimidad a la consulta para lo cual resulta imprescindible el concurso del espacio de los Comunes.

 Como hemos indicado en diversas ocasiones, el movimiento independentista realiza sistemáticamente un uso instrumental de los procedimientos democráticos: se invocan cuando son útiles a la causa de la secesión y se desechan cuando constituyen un obstáculo. Como sucede, solo por poner un ejemplo, con la reforma del reglamento del Parlament para aprobar en lectura única y sin debate tanto la ley del referéndum como las de desconexión. (...)

Estamos, si se nos permite la metáfora, ante un campo minado donde cualquier movimiento en falso puede provocar una explosión. En parte, esta es la intención de amplios sectores de los dirigentes del movimiento secesionista que, mediante reiteradas provocaciones, buscan una reacción violenta del gobierno español como factor de movilización interna y para recabar el apoyo de la comunidad internacional. (...)"                   ( Antonio Santamaría , El Viejo Topo, 07/07/17)

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