"(...) El complejo franquista/antifranquista de ser español atenaza a la
izquierda. No entiendo cómo no han florecido psicoanalistas como plagas
en un país con el mayor índice de traumas de identidad del planeta.
Pareciera que la historia de España solo existe desde el 36-39 y lo
anterior está marcado por el franquismo, aunque éste no existiera. Vamos
para 40 años sin franquismo pero su impronta en el inconsciente
colectivo, incluso como rechazo, nos atenaza hoy día.
El españolito que vino al mundo tras la Transición tiene helado el
corazón y embotada la mente. Será por eso que la izquierda es incapaz de
afrontar una de las situaciones más complicadas para el devenir de la
clase social a la que pretende representar.
Dicen que quien en la pubertad no “mata al padre” está condenado a
una eterna adolescencia, a una inmadurez permanente que le impide
afrontar el futuro con lucidez. Y es que el padre al que “matar” era el
franquismo y no España. Y el tiempo para hacerlo fueron los 80 y
principio de los 90, pero vivimos una falsa juventud de discoteca,
movida madrileña y drogas, financiada por el socialismo retroalimentado
por las maletas Flic y Flac y la CIA.
Y andamos con dogmas de los 70 afrontando retos del siglo XXI.
Señores, el derecho de autodeterminación es para quien sufre la opresión
nacional: El Sahara, Palestina y poco más. Aquí, en Cataluña, no hay
opresión nacional. Como se preguntaba en 1999 James Petras hablando del bilingüismo: “¿No es hora ya de que los progresistas catalanes dejen de imitar a la derecha norteamericana?”
O, reflexionando sobre el derecho de autodeterminación un año antes: “sugiero
que no se maneje el principio de la autodeterminación como dogma
universal aplicable en todos los lugares y en cualquier época. Debe
considerarse en un sentido más pragmático y flexible, examinándose su
aplicación en relación con otros valores democráticos y en el contexto
del bienestar de la sociedad”.
Ya más cercano en el tiempo en dos interesantes Crónicas Sabatinas (I y II) de Salvador López Arnal donde reflexiona sobre las equivocaciones de la izquierda catalana (y española diría yo): “Nos
equivocamos, nos seguimos equivocando, cuando seguimos defendiendo,
tras años de avance de la lengua y la cultura en catalán, y con
indudable autonomía política, el derecho de autodeterminación del pueblo
catalán”
También recientemente Rodrigo Vázquez de Prada apuntaba que “el
planteamiento de Lenin sobre el derecho a la autodeterminación no
estaba formulado en abstracto sino en tanto en cuanto existiera una
nación opresora y una nación oprimida y que hablar de Cataluña como de
una nación oprimida era una auténtica barbaridad”. (...)" (Vicente Serrano, Crónica Popular, 30/05/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario