"(...) Alava es la más extensa en territorio (41 % del territorio vasco) y
la menos poblada. De ahí se podría entender el empeño del nacionalismo
en conquistar y colonizar un territorio históricamente unido a Castilla y
a Navarra por lazos culturales y geográficos.
Era relativamente fácil. Diseñaron una estrategia que ha dado sus frutos.
De ello no cabe duda. Eso motivó la decisión de ubicar la capitalidad
administrativa de Euskadi en Vitoria, aunque a efectos prácticos la
capitalidad económica siga siendo Bilbao y la cultural, San Sebastián.
De todo este diseño se derivó el aterrizaje de miles de funcionarios de
las otras provincias hermanas en la administración vasca, mientras los
alaveses se tenían que contentar con las migajas. Ello formaba parte de
un plan de aculturación euskérica de la menguada población vitoriana donde se concentra el 80 % de la demografía alavesa.
A finales de los años 70, la población euskalduna no alcanzaba más
del 5% del total de habitantes, en consecuencia había que forzar la
situación para extender la “normalización” del euskera a todo el
territorio. Con ello se lograba el anhelado cambio en la forma de
sentir y de vivir de los alaveses para hacerles más permeables a la
ideología sabiniana.
Según el Eustat, el uso del euskera tanto o más que el castellano en
casa no supera en Alava el 20%. Yo creo que este dato está
sobredimensionado pues se hace por encuestas de población y se tiende a falsear la realidad
por parte de los entrevistados, pero asumamos que esto fuera verdad
objetiva.
Tras casi cuarenta años de “inversiones” en euskaldunización
con un promedio de gasto de 20.000 millones de pesetas al año (tomo como
referencia la peseta pues la mayor parte de este periodo temporal fue
la moneda corriente), solamente se ha subido 15 puntos en el uso del
euskera, lo que nos revela que las imposiciones no funcionan y que la gente habla y siente en su lengua materna; y que no se pueden poner puertas al campo.
Lo curioso es que el nacionalismo, con los tontos útiles que han jugado en su campo sin serlo, ha considerado que…
– El español era una lengua impuesta y ajena a la realidad histórica
de la sociedad alavesa y también de la realidad vasca. Cuestión que es
radicalmente falsa simplemente porque ha sido la lengua hegemónica en
Alava, y no hay más que analizar los archivos documentales para
comprobarlo fehacientemente. Yo lo he hecho.
– La desvalorización del castellano como lengua propia de Alava y
prácticamente única lengua de uso social hasta la “normalización”
forzada.
– La marginación de la abrumadora mayoría de los ciudadanos alaveses
dejándoles en situación de sentirse extraños en su propia tierra.
– La colonización del sistema educativo imponiendo la inmersión
lingüística de forma antinatural y contradictoria con el contexto social
y cultural.
– El cambio de la toponimia, produciendo un verdadero atropello a la historia y devenir de las poblaciones desde su origen.
– La exclusión laboral de quienes no pasaban por el aro de la
“normalización” porque tenía un fuerte ingrediente de adoctrinamiento
político.
Tomándonos como conejillos de indias, el euskera se ha convertido en
un modus vivendi de cientos de conciudadanos que no hubieran tenido el
acceso a los puestos que ocupan de haber competido en igualdad de
oportunidades y méritos, sirviendo de verdadero coladero cuyo objetivo
final no era otro que servir de comisariado político para los fines de
la construcción nacional.
Así se ha convertido en un verdadero
negocio para muchos estómagos agradecidos que han formado la pléyade de
votantes nacionalistas de uno u otro signo. Con lo cual han
comprometido el prestigio de una lengua milenaria que ciertas
investigaciones emparentan con el íbero. Si no se hubiera forzado esa
euskaldunización probablemente hubiera calado más en la plural cultura
de los vascos y hoy sería un idioma más amado por todos.
Se perdió la oportunidad de configurar una sociedad vasca rica por su diversidad, respetuosa con las realidades preexistentes.
Se perdió la oportunidad de reconocer el español como lengua propia
de Alava, e incluso arrebatar a la Rioja la cuna de un idioma que hoy es
la tercera en importancia en el mundo, ya que los más antiguos restos
de lengua escrita en el primer romance están en el occidente de Alava,
compartiéndolos con la provincia de Burgos y Cantabria.
Eso no hubiera sido obstáculo para reconocer el euskera como lengua
oficial de unas pocas zonas de Alava, si atendiéramos a la lógica de
que un idioma debe ser oficial allí donde se habla de forma natural, sin
intromisiones forzadas.
Si pagamos todos impuestos la Administración debería ser neutral en
esta cuestión ya que es la de todos, y no solamente la que lleva la
impronta de los nacionalistas, (...)
Pero, además, en una sociedad libre, que no liberal, debería de primar el principio de voluntariedad,
ya que no es de ninguna manera democrático imponer una lengua
convertida en tabú y en tótem, más aún cuando la mayor parte del tiempo
en el que transcurrió el régimen constitucional del 78 en el territorio
vasco estuvo regido por el clima del terror, la persecución y la
exclusión del que no fuera nacionalista.
En todo caso debería recuperarse la neutralidad ideológica del euskera, pues las lenguas no deben ser objeto de instrumentalización ni de politización.
En definitiva, se requiere, por legitimidad democrática, un cambio
en el Estatuto de Autonomía y en la normativa derivada de ella, para
garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos vascos, sea cual
sea su naturaleza o condición social." (Ernesto Ladrón de Guevara, La Tribuna del País Vasco, Lunes, 26 de septiembre de 2016)
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