15/9/16

Con los españoles, no podemos entendernos. Tienen memes de cabreros y conquistadores, son otra cosa (un historiador famoso y supuestamente de izquierda afirmó algo parecido)

La Diada y el día después” es el título de un artículo en defensa del DDD [derecho a dividir-decidir] publicado por la alcaldesa de Barcelona en el global-imperial del pasado sábado 10 de setiembre [1]. (...)  unos breves comentarios:

1. Seguimos sin saber la posición de Colau y Barcelona en comú respecto al tema-monotema más allá de la apelación a “que el pueblo decida”. Supongamos que hablamos de cualquier otro tema, de la educación por ejemplo.

 En .Cat, como en el resto de España, hay grupos sociales partidarios de la privada-privada (Aula, la opción familiar de Artur Mas por ejemplo); otros de la privada concertada (no cito nombres) y otros, finalmente, de la pública. El contenido de clase e ideológico es manifiesto en la opción. 

¿Pueden imaginarse una fuerza de izquierda que no manifestara su opinión sobre este asunto y dijera que la ciudadanía ya decidirá en su momento qué opción le parece la mejor o la más necesitada de apoyo? Si lo apuntado parece (porque es) un disparate, ¿a qué viene ocultar -o decir sí para mañana decir no o no exactamente así - la opción defendida en el asunto que nos tiene entre manos? ¿O no hay opción porque se intenta encontrar apoyos y electores en todas las opciones?

1.1.En ocasiones, parece que Colau y los comunes apuestan por una República confederada con el resto de España (o con otras Repúblicas confederadas). Si hay un sistema político intrínsecamente inestable, ese sistema es una confederación. Estados Unidos empezó siendo una confederación y ahora es una República Federal. Lo más parecido a una confederación es la Unión Europea. (...)

En el fondo de lo escrito: Cataluña es una nación y, por tanto, se puede hablar tranquilamente de Cataluña y lo otro, sin precisar nunca, es una cosa muy rara a la que, como “siempre” hemos hecho, seguimos llamando “Estado español” porque España es palabra de fachas y afines. Vamos, lo de TV3: llueve en Granollers y nieva en el Estado español para informar que nieva en Jaca. 

3. La ausencia de críticas a la derecha catalana y sistemas políticos afines. Lean el artículo. Vean como deja Colau a la derecha española y vea también la total ausencia de referencias críticas a la derecha catalana que, según las últimas investigaciones empírico-científicas, son gente de otra pasta, más humanistas, más generosos, más modernos, ángeles sociales. Otra clase social. Un Millet, por ejemplo, poco tiene que ver con un Pérez o con un Rato. Es català i viu i treballa a Catalunya! (...)

5. Pueblo-ciudadanía como un todo uniforme. No es un caso singular el de Colau por supuesto. Pero la permanente consideración de la población catalana en términos de pueblo o de ciudadanía diluye, por arte de magia lingüística, la existencia de clases sociales y promueve la construcción social, como dicen ahora algunos, de un pueblo catalán del que todos formaríamos parte, un sólo pueblo, un sólo país: Pujol, Mas, Millet, Fainé, trabajadores en precario, trabajadores en paro forzado, mujeres en la economía sumergida, estudiantes en búsqueda de contratos temporales de 10 horas y 15 minutos,la multinacional Barça-Qatar,… Todos a una, todos somos un único pueblo que aspira a una Cataluña perfecta. Así, pues, adelante, a por ellos, a por quien sea.  (...)

No es que uno pretenda ser un defensor de la derecha española pero afirmar lo que se afirma sobre ella en los últimos 150 años parece olvidar las diferencias entre la estructura del Estado español en la segunda mitad del XIX, pongamos por caso, y la del Estado autonómico de 2016, que sin ser ninguna maravilla político-social no es, desde luego, el estado más centralista del mundo-mundial. 

c) Por lo demás, la permanente mirada homogeneizadora de la derecha española es más que discutible; en cambio, no lo es tanto la permanente mirada homogeneizadora de la derecha catalana y grupos próximos sobre la población o el pueblo catalán, pensándolo o aparentándolo, como un pueblo idéntico a lo largo de los siglos, un pueblo con una especie de unidad singular de destino en lo universal.  (...)

Sin ocultar responsabilidades, la actual desafección catalana tiene uno de sus detonantes principales en las fuerzas secesionistas catalanas que -desde hace muchas décadas- aprovechan cualquier ocasión, la que sea, para liarla y probar-demostrar (falsamente) que España es un país de brutos y zafios y Cataluña es la modernidad ilustrada.

 Luego, por tanto, fuera, lejos de aquí, a crear un Estado propio (lo que Colau votó el 9N). Con los españoles, no podemos entendernos. Tienen memes de cabreros y conquistadores, son otra cosa (un historiador famoso y supuestamente de izquierda afirmó algo parecido).  (...)

Muchas líneas para reivindicar el derecho de autodeterminación que no cuadra en absoluto con la situación de Cataluña en el actual marco español aunque se fuercen una y mil veces las cosas. La última observación sobre este nudo, la de la delegada de la ANC en Madrid que declaró el pasado 10 de setiembre que -tomen nota, va en serio- “Cataluña era la última colonia que le quedaba a España”. ¡Colonia (no en sentido de perfume), la última! 

Ya lo saben: los catalanes estamos colonizados por el Imperio español. ANC dixit y punto. Carme Forcadell ya nos advirtió de ello hace unos meses: ¡somos esclavos de los españoles, de los ñoles”. Por lo demás, esos grandes dotes de escucha y diálogo a los que se hace referencia casan muy mal con las urgencias de los planes secesionistas y con la participación en sus actos políticos.  (...)

En síntesis: primero dividimos España en cuatro o cinco naciones. Luego, ejercemos el derecho de autodeterminación en cada una de ellas. Y luego, si es el caso, nos juntamos o nos separamos o hacemos los que no vengan en gana en función de nuestros deseos más o menos mayoritarios. 

 Si la cosa se hace como se viene haciendo desde el 27S (perdieron su referéndum pero siguen con el “proceso”), ya podemos imaginar en que lodazal nos van a ubicar. Un lodazal, como se sabe, de imposible reparación. No es como votar equivocadamente a Barcelona en comú, mi caso, pensando que eran algo que ya no son o que no han sido nunca.

 (...) ¿a qué viene esa reivindicación cansina de la España plurinacional? España es un país de países, dicen, en España coexisten varias naciones. Vale. ¿Y qué pasa? ¿Qué hacemos? ¿Nos damos tortazos entre nosotros o intentamos convivir?

 ¿No ha pensado Colau que esa heterogeneidad de la que habla también se da en el interior de las naciones que componen el país en conjunto? ¿Reconoce Cataluña su propia plurinacional o en este caso ya no vale y somos “un sólo pueblo, queramos o no queremos”? ¿Pero no se está criticando el uniformismo? (...)"               (Salvador López Arnal

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