"Es innegable que como consecuencia de la desaparición del bloque
socialista, las fuerzas progresistas iniciaron una larga travesía del
desierto. No obstante, periódicamente, han ido aflorando situaciones
puntuales, que hacían reverdecer viejos ideales y esperanzas. Sin lugar a
dudas, el 15M fue uno de esos momentos.
En Barcelona, el citado
movimiento puso contra las cuerdas al gobierno catalán, a causa de su
política de recortes, al tiempo que hacía saltar todas las alarmas en el
campo nacionalista: ninguna de sus premisas aparecía recogida por los
indignados, ni siquiera la lingüística, con unas asambleas en las que el
castellano predominaba abrumadoramente.
Tan solo en sus estertores, se
consiguió que al movimiento se le metiera con calzador una nebulosa
declaración en favor del derecho de autodeterminación.
Al cabo
de un año, más o menos, el 11 de setiembre de 2012, Artur Mas ejecuta un
salto en el vacío y se adhiere a la manifestación secesionista
convocada. Complementariamente, le plantea un ultimátum a Rajoy
(concierto económico) que sabe que no puede ser aceptado, y convoca
elecciones anticipadas, en la creencia que iba a salir reforzado.
En ese
sentido, el fracaso es estrepitoso, pero los réditos en el intento de
desmovilización de las reivindicaciones sociales, y construcción de una
utopía interclasista, fabulosos. La izquierda en Cataluña se enfrenta de
golpe y porrazo con unas condiciones en las que el eje social de lucha
es sustituido por un supuesto eje “nacional”. Y surge la pregunta: ¿Qué
hacer? (...)
La izquierda en Cataluña se mantiene inamovible en lo que respecta a
su prevención de, antes que todo, no ser “patrióticamente” sospechosa.
¿Las consecuencias? Tenemos un PSC que se ha especializado en dar
bandazos.
Una ICV a la que desde 2012 le crujen las cuadernas, dadas las
tensiones internas entre secesionistas y federalistas. Entre
paréntesis, esto muestra hasta qué punto en dicha organización, que se
pretende heredera del PSUC, los cuadros procedentes de la clase
trabajadora han sido desplazados por los de la pequeña burguesía.
Solución que se adopta: proyectar sus contradicciones sobre la sociedad
civil. Y si nos vamos más allá en el espectro políticamente zurdo, nos
encontramos desde el nacionalestalinismo de algunos sectores de EUiA, a
la ingenuidad de otros, que siguen aferrados al principio de
autodeterminación de los pueblos, como si Cataluña fuera una colonia o
un pueblo oprimido. Situación que, de ser así, debería compatibilizarse
con que sea la sede de dos de las más importantes entidades financieras
españolas.
Y como éramos pocos…Hay sesudos analistas que
defienden que Podemos es el resultado directo del 15M. Particularmente,
considero que (parafraseando) aquellos polvos no se merecen estos lodos.
Es innegable, además, que en Cataluña la cosa se complica con el caso
Colau.
En unos años el fenómeno
personalista que supone doña Ada Colau, se estudiará en los manuales de
ciencia política, independientemente de cuál sea su término. Es bastante
aparente que la señora Colau y su guardia pretoriana municipal
(Pissarello, Assens) o extramunicipal (Domènech) han conseguido anular a
ICV (¿alguien ha visto sus siglas en la prensa últimamente?),
prolegómeno de la OPA hostil en ciernes.
Por otra parte, la postura
soberanista de cualquiera del referido grupo es cada vez más radical, en
los lindes del secesionismo. Pero eso sí, por si acaso nuestra primera
edil, nada y guarda la ropa, dejando a sus pretorianos dar la cara. Ella
se manifiesta el 11S, pero difuminada entre la multitud, con cara de
“yo pasaba por aquí y…”. Natural. No tiene todavía claro quién va a
cantar las 40, y si en bastos o en oros. (...)
No hace muchos días Xavier Domènech publicaba en La Vanguardia
un artículo que, a pesar de ser un cúmulo de tópicos, dejaba muy claro
el carácter soberanista del tinglado que se pretende montar a mayor
gloria de la alcaldesa de Barcelona. O sea que, si no cambian demasiado
las circunstancias, el nuevo partido colauista podría ser un caballo de
Troya, a fin de conseguir para el llamado “soberanismo” la ansiada
mayoría en votos y escaños.
¿Por qué? Porque todo apunta a que va a
arrinconar totalmente la ambivalencia mantenida por ICV o por Catalunya
Sí que es Pot, hasta el momento. Hoy mismo (17/09/16) Marta Pascal
aseguraba en La Vanguardia que en el nuevo supuesto Estado habría
dos fuerzas políticas determinantes, PDC y Podemos-Colau.
En lo que
respecta al PDC, la pretensión resulta utópica. Lo realmente importante
es que se cuenta ya con el núcleo Colau para la organización política
del nuevo Estado. Será interesante ver si en los próximos días los
aludidos callando, otorgan. (...)
Cada vez parece más evidente que lo que tenemos ante nosotros no es un
proyecto regenerativo de la izquierda en Cataluña, sino un plan
concebido para anular, a medio plazo, cualquier voz disidente no
secesionista, dentro de ese espectro político. En ese sentido, la
responsabilidad de ICV y de Podemos (¿son conscientes de lo que
representa Fachín?) es tremenda.
Vamos a ver si se puede esperar algo
sensato de ellos. Sensato en el sentido de analizar las consecuencias
del referido panorama; consecuencias que podrían ser por supuesto que el
gobierno español no se quedara, ni mucho menos, con los brazos cruzados
ante el intento de sedición. Y con la que está cayendo en la Unión
Europea, pensar en una mediación, que favoreciera la secesión, es
desvarío. Más probable sería la aquiescencia. (...)" (Pasqual Esbrí , Rebelión, 21/09/16)
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