6/9/16

1714 puso las bases del crecimiento económico catalán en el siglo XVIII

"(...) Tres ejemplos se pueden seleccionar para ilustrar el contenido del libro y que revelan que la economía catalana se ha beneficiado de la relación con el resto de España en los últimos tres siglos, sin eludir que en momentos determinados haya habido tensiones que se han dramatizado en exceso:

 la reforma fiscal después de 1714 que puso las bases del crecimiento económico catalán en el siglo XVIII y que tanta envidia suscitó en Castilla, en donde se intentó aplicar sin éxito; 

la política comercial proteccionista del siglo XIX que favoreció a un grupo reducido de empresarios catalanes de la industria textil a costa de otros productores y de los consumidores españoles en su conjunto y que, como apuntó el economista decimonónico catalán Joaquín María Sanromá, hicieron su fortuna a base de “pucheritos”; 

y la política industrial de los años sesenta del siglo pasado que favoreció a Cataluña con el establecimiento en su territorio de empresas tan importantes como Seat. 

A la vista de estos tres ejemplos resulta difícil admitir la tesis del eslogan nacionalista repetido machaconamente en los últimos meses y que funde el mito y el marketing con gran pericia: Espanya ens roba. 

Por desgracia, el robo en su modalidad de corrupción política ha impregnado tanto a la Administración central como a la local, al igual que la represión franquista se repartió con cierta ecuanimidad en todo el territorio peninsular e insular. 

Un problema político como el de la corrupción afecta al ámbito económico porque algunos gobernantes se han empeñado en perfilar “instituciones extractivas” —empleando el lenguaje de Acemoglu y Robinson en su éxito de ventas Por qué fracasan los países— que obstaculizan el crecimiento económico.

(...)  en la actualidad el nacionalismo es una doctrina también muy rentable para los gobernantes, que manejan los mitos con gran destreza para sustentar sus reivindicaciones. Más de la mitad de los catalanes perciben que esta propaganda es engañosa o, por lo menos, tienen otros problemas más importantes en los que ocuparse, como llegar a final de mes.(...)"             (Luis Perdices de Blas, El País, 14/06/16)

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