16/6/16

Lo peor es lo que sucede entre los amigos razonables. Y luego está la mera supervivencia: los hombres prefieren ir quedándose en la casa; a salvo

 
 Oscar Tusquets y Arcadi Espada

"Cerca de las diez de la noche entró Beatriz de Moura en el Giardinetto, echó una ojeada, añadiéndole su triste sonrisa de los últimos siete años, y dijo:

-Una Barcelona que dejó de verse.

Oscar Tusquets celebraba sus 75 cumpleaños. Sostiene que las tres condiciones de una fiesta son: la lista de invitados, la música y el alcohol. Tuvo un caluroso éxito con las tres. Le ayudaron su mujer y novelista Eva Blanch, el retoño Pomés (maracas) y el sólido Ángel, tratándose de líquidos. Beatriz de Moura aludía a la primera condición. Estuve repitiendo la frase toda la noche.

-Una Barcelona que dejó de verse.

La interpretación menor es que dejara de ser vista. Y tampoco sería del todo cierta. Muchos de los invitados siguen teniendo una visibilidad notable. La interpretación interesante es que unos y otros dejaron de verse. A causa del ambiente, por supuesto. Este hacinamiento mental de Barcelona.

 Estoy seguro de que entre la inmensa mayoría de los 60 o 70 invitados no se han producido grandes desgarros. Nada de la cosa violenta que ha roto amigos y familias. No. La inmensa mayoría de los que se reunieron comparten su oposición al nacionalismo y a lo que ha sucedido en Cataluña. Pero no todas las catástrofes morales se producen radicalmente, abruptamente, nítidamente. 

El misil lanzado por el nacionalismo a la convivencia ha producido innumerables efectos colaterales, retardados, sinuosos. Lo peor no es lo que sucede con los enemigos, más o menos chiflados. Lo peor es lo que sucede entre los amigos razonables. Uno lee algo en un periódico que ha dicho otro y piensa que no ha estado a la altura, que flojea.

 Otra vez interpreta mal un gesto público, una mirada, incluso. La lista de exigencias con los otros se hace cada vez más abrumadora. A veces llegan, desgastadas en su verdad por el eco, pero aún más letales, supuestas insidias que se dijeron una noche, en una cena. 

Y luego está la mera supervivencia: antes que salir al exterior contaminado los hombres prefieren ir quedándose en la casa; a salvo, creen; cada vez más seguros en sus certezas, atrancados.

Subieron tres gitanillos con sus guitarras y se arrancaron con Barcelona tiene poder, aquella rumba anacrónica. Oscar y yo, con bastante mérito, le plantamos cara."          (Arcadi Espada, El Mundo, 12/06/16)

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