"Soy nieto de andaluces, nací en 1982, parte de mi familia reside en
Santa Coloma de Gramenet y me expreso indistintamente en castellano y
catalán. ¿Me bastaría con estos méritospara ser candidato en unas
elecciones generales? Al parecer, si la lista es de ERC, sí. Tal es el
caso de Gabriel Rufián, con el que comparto tales datos biográficos. (...)
Cuando no recita de memoria el programa de ERC, no aporta ni un solo
argumento, ni en los debates ni en los mítines. Repite como un mantra,
como si quisiera convencerse a sí mismo y no a sus interlocutores, que
el 27 de septiembre el independentismo ganó. Profiere calificaciones
(“fascista”, “indigno”) a diestro y siniestro sin proporcionar más que
lugares comunes para apoyarlas.
Suelta discursos tan horteras que harían
palidecer al Berlusconi más desatado, el que presentaba Forza Italia
como el partido del amor, y dice unas cursiladas que, como señalaba
recientemente Sergi Pàmies, producen vergüenza ajena. (...)
Si la discusión política versara sobre argumentos, probablemente Rufián
no sería la voz parlante de un partido con aspiraciones vencedoras.
Pero, contra las apariencias, esto no es una crítica a la persona de
Rufián. (...)
Sí, ya sé, no es que los otros candidatos sean brillantes, pero al
menos están allí no sólo en virtud de algo tan políticamente irrelevante
y arbitrario, en la Cataluña de hoy, como los orígenes de sus abuelos y
su bilingüismo. Pero éstas son las razones que convierten a Rufián en
un candidato potencialmente ganador.
Esto es en realidad una crítica a
ERC por haber institucionalizado algo que, supongo que por pudor, nadie
se había atrevido a institucionalizar: la política entendida como el
foro donde lo único que importa es el quién. Lo que, consciente o
inconscientemente, está intentando ERC es que aquellas personas que
comparten perfil con Rufián, sientan empatía hacia él y se olviden de la
estúpida idea según la cual en política deben contar los argumentos, no
los orígenes. (...)
convierte hechos puramente arbitrarios (ser hijo de catalán o de
andaluz, haber nacido en el extrarradio) en prácticamente las únicas
virtudes políticas de un candidato. Y al elegir a alguien como Rufián
lanza un mensaje. Un mensaje dirigido al Pijoaparte de Marsé, a los
calorros de las canciones de Estopa, a algunos personajes de las novelas
de Cercas o, simplemente, a todos aquellos que hablan castellano en
Cataluña. Sed bienvenidos a la independencia.
Vosotros también cabéis.
Eso sí, debéis saber que sois bienvenidos no necesariamente porque seáis
inteligentes, no porque tengáis algo interesante que decir, ni siquiera
porque seáis simpáticos. Sino, simplemente, porque, sin los calorros,
sin los pijoapartes y sin los castellanohablantes, no nos llegan los
números.
Así que ahí va un caramelo. Un castellanohablante del
extrarradio, uno de los vuestros, sea lo que sea lo que esto signifique,
es el candidato del partido independentista histórico. Qué importa que
su discurso político sea inerme, que sus argumentos sean baldíos. Lo
único que debe importaros es que os veáis reflejados en él. (...)" ( Pau Luque Sánchez
, El País, 18 DIC 2015)
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