"(...) Sorprende, por ejemplo, la frivolidad con la que los líderes de Junts
pel Sí afirman que no solo se podrían mantener las actuales pensiones
tras la independencia, sino que habrían «más y mejores» prestaciones.
Romper la caja única de la Seguridad Social es de una extraordinaria
complejidad, incluso en el mejor escenario imaginable.
El caso belga es
ilustrativo. Las discusiones sobre la segregación del sistema de
Seguridad Social entre valones y flamencos, después de muchos estudios,
han acabado en un mutuo convencimiento sobre la dificultad de abordar un
proceso que exigiría años de preparación y que implicaría costes de
transición significativos para las dos comunidades.
Los nacionalistas
flamencos, que desean un modelo confederal y pretenden repartirlo todo,
sin embargo no reclaman la caja de las pensiones. Para Catalunya lo
razonable es pensar que los costes económicos de la separación, incluso
aunque fuera acordada, conducirían a un empeoramiento de las pensiones.
Y
si viviremos una secesión a las bravas, la incertidumbre y la
inseguridad jurídica podrían extenderse muchos años. Sencillamente, el
sistema de pensiones quebraría. Puede que a algunos lo de la
independencia les parezca un video juego divertido y estimulante, pero
créanme, es un juego muy serio." (Joaquim Coll, El Periódico, 18/09/2015)
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