14/8/15

En Europa hay dos sistemas fundamentales de enseñanza del idioma: el de elección de lengua vehicular (mayoritario) y el bilingüe/trilingüe. El de inmersión catalán no será admitido

"(...) Yo comienzo, como hago muchas veces para no engañar al lector, destapando mis cartas: Yo soy opuesto a un sistema de inmersión lingüística como el catalán para la Comunidad Valenciana, como expliqué aquí hace un par de años. 
 
Mi rechazo, más que de carácter “educativo” (pues no tengo experiencia ni conocimientos suficientes en este ámbito), es de carácter “moral” o de conceptualización de sociedad, es producto de una convicción sobre lo que debe ser una sociedad republicana de carácter pluricultural.

Creo que un sistema como el existente en Cataluña se edifica sobre unas bases que no podemos aceptar. La primera cosa que no acepto es esa esa diferenciación entre “lengua propia” y lengua cooficial, que a pesar de ser algo legalmente reconocido con estos términos me parece disparatado.

Un territorio bilingüe no puede tener una “lengua propia”, eso es un absurdo, porque implicaría que la otra lengua sería “no propia”, esto es, impuesta o extranjera. Y no creo que haga falta explicar que el castellano es una lengua igual de “impuesta” que el valenciano, o que el árabe y el latín eran también lenguas “impuestas”.

Todas las lenguas han sido “impuestas” o han sido extendidas por los distintos territorios, no hay lenguas mitológicamente asociadas a los territorios, eso es de un romanticismo que entra directamente en el terreno de lo absurdo.

La otra base que me cuesta aceptar es que la administración, es decir, el gobierno “republicano” de un territorio, deba priorizar una lengua sobre otra por motivaciones no objetivas. Me explico. El gobierno debe ser representación de la sociedad, que es plural, y debe garantizar y potenciar las libertades políticas y sociales, y entre ellas la de que cada uno hable la lengua que quiera.

Pero, a la vez, debe garantizar el derecho de los ciudadanos que hablan cada una de las lenguas oficiales a poder vivir en su propia lengua, obviamente debe ser así en el trato con la administración pero también debe intentar que sea así en la vida social siempre y cuando eso no cree conflictos con otras libertades fundamentales. Y es por eso por lo que los gobiernos deben intentar que la sociedad tenga conocimiento de las dos lenguas y sepa usarlas.

Pero esa potenciación del bilingüismo social no puede ser invasiva y debe tener como única base moral el facilitar la vida de los hablantes. No se pueden aceptar “privilegios” o “discriminaciones positivas” de una lengua en base a teorías románticas, a conceptualizaciones de cuál debería ser la cultura de la sociedad (la cultura es la que es, la que “debería ser” es una conceptualización subjetiva) o criterios nacionales determinados.

Y no se puede coartar, limitar o “forzar” a la gente al uso personal de una lengua. Estos límites no podemos pasarlos porque representaría la violación de los principios de la sociedad republicana en la que firmemente creo.

Fuera de esos principios morales o políticos, hay dos realidades objetivas que los nacionalistas valencianos (y muchos otros que no lo son) resaltan y que son indiscutibles:

Por un lado, es evidente que la gente castellanohablante, que vive en zonas mayoritariamente castellanohablantes y ha ido a líneas en castellano no sabe hablar bien el valenciano. Hay excepciones (yo mismo), pero esa es la regla general que se da no tanto porque no haya suficiente valenciano en la enseñanza como porque no hay necesidad ni incentivo para hablar en valenciano.

En Valencia se puede vivir perfectamente sin hablar palabra de valenciano y en zonas metropolitanas no hace falta ni que lo entiendas. Sólo los que no hemos caído en la comodidad de usar siempre el castellano hemos sabido desarrollar competencia lingüística en valenciano.

Por otro lado también es cierto que el valenciano sigue teniendo un estigma social de lengua de “pueblerinos”. Excepto en determinados círculos culturales y políticos, que suelen usar además un valenciano depurado y normativizado, en las grandes zonas urbanas la mayoría de la población, castellanohablante, considera el valenciano la lengua de los pueblos, sobre todo si este es “popular” y no normativo.

El alcalde Ribó, por ejemplo, habla de “prestigiar” el valenciano y no lo hace por capricho, lo hace sencillamente porque su estigma es una realidad. Un valencianohablante de pueblo encuentra dificultades para poder expresarse en valenciano en la ciudad, y más de una vez he visto cómo se mira al valencianohablante con cierta incomprensión o incluso menosprecio.

Obviamente ahí hay dos problemas que hay que enfrentar, porque esta sociedad “republicana” de la que he hablado debe intentar garantizar el dominio de ambas lenguas y facilitar la vida de los hablantes, evitando el estigma social. El problema es cómo conseguir esto y hasta dónde se puede llegar para que la solución no sea peor que el problema que pretendemos solucionar. (...)

La inmersión lingüística es, básicamente, exponer intensivamente al alumno en una lengua que no domina (porque no es la suya familiar y/o porque no es la del entorno) para que la aprenda mejor y más rápidamente.

Es lo que se hace, por ejemplo, en los típicos viajes al extranjero para aprender inglés o en los colegios “ingleses”: Al alumno, que no domina bien el inglés, se le sumerge en esa lengua muchísimas horas al día para que la aprenda rápidamente. Es un sistema muy habitual y que se sabe que funciona bien.

El problema es que la inmersión no tiene sentido si tu lengua materna es la misma que la de la educación. Un niño de Olot que habla catalán en casa no puede hacer inmersión lingüística en catalán porque es una contradicción, debería hacerla en castellano o en inglés que son las lenguas que debe aprender, no en la lengua que ya sabe de casa.

Es por eso que creo que el sistema catalán no es de inmersión lingüística, tampoco es que sea de “submersión” (sistema en una única lengua que tiene, como objetivo, la asimilación de la lengua mediante la pérdida de la originaria), porque el castellano está presente como asignatura en la educación y no se prohíbe la expresión en castellano, pero digamos que sí que tiene algún toque de aquella. (...)

Pues bien, el sistema de inmersión de EV digamos que es bastante “descentralizado” y se basa mucho en el entorno lingüístico del centro. En un inicio la enseñanza oral es en valenciano, y conforme va avanzando la enseñanza se va aumentando la presencia del castellano en más asignaturas.

Si el entorno es valencianohablante se potencia más el castellano, si es castellanohablante se potencia menos porque se entiende que no hay tanta necesidad. Es un modelo más abierto que el catalán, más descentralizado y menos digamos “agresivo”.

Claro, EV también barre para casa y usa el valenciano como lengua base, por lo que no es un sistema neutral. Yo podría entender este sistema de inmersión lingüística si a los niños de zonas valencianohablantes se les diese esta inmersión lingüística con el castellano como lengua vehicular, mientras a los niños de zonas castellanohablantes se les diese en valenciano.

Eso sí sería un sistema de inmersión neutral. Si me apuras, siendo el castellano la lengua casi exclusiva del entorno formal, se podría potenciar algo el valenciano respecto al castellano sobre todo en ese entorno, pero sin llegar a vehiculizar la enseñanza en valenciano como pretende EV.

¿Es ese el sistema que quiere aplicar Compromís? Pues no. Primero porque no son tontos y saben que sería muy polémico en una Comunidad que tiene el 60% de personas con el castellano como lengua materna, segundo porque saben que no tienen recursos humanos en la educación para hacer este sistema y tercero porque entienden que están en un gobierno de coalición. (...)

De todas formas para mí eso de estar contra las “líneas” porque segregan a los alumnos me parece que no está justificado. Por ejemplo, conozco mucha gente de Xàtiva, ciudad bastante bilingüe cuyos colegios e institutos han tenido línea en los dos idiomas, y no hay segregación social o lingüística alguna.

Hay multitud de grupos de amigos que mezclan gente que han ido a las dos líneas y si acaso lo único que se puede percibir es que la gente eligió línea en función de su lengua materna (y tampoco siempre).

Para mí solo hay una discriminación “real” en este momento con el tema de las líneas: Los hijos de los inmigrantes suelen ir a las líneas en castellano, quedando las de valenciano casi sin hijos de inmigrantes. De hecho en algunos sitios los padres eligen líneas en valenciano por esta razón (sí, es feo pero es una realidad).

Al final si os dais cuenta, entre un sistema de líneas, uno de inmersión lingüística flexible por idioma de la zona o los progenitores y uno trilingüe hay diferencias, pero no tantas. Todos estos sistemas se pueden estirar hasta que lleguen a colindar con el de al lado y al final te preguntas hasta qué punto esto no se ha convertido en un debate de principios y posicionamientos previos más que en uno realmente educativo.

Mi posicionamiento ya lo he explicado alguna vez: Rechazo, por no ser neutral, tener componentes románticos y políticos injustificados, y basarse en cierta forma de discriminación positiva, el sistema de lengua vehicular única y mal llamado de inmersión que existe en Cataluña.

En Europa hay dos sistemas fundamentales, el de elección de lengua vehicular (mayoritario) y el bilingüe/trilingüe, y entiendo que son los sistemas más adecuados.

Un sistema de inmersión lingüística “neutral” que fuese a “contra-lengua” del alumno/zona lingüística también me parecería aceptable si tiene ventajas demostradas, ya que creo que para no mantener la lengua materna del alumno tiene que haber alguna justificación adicional. Si la hay (y sus defensores dicen que la hay), me resultaría un sistema válido.

Al final creo que, fuera de unas bases morales y políticas, deben ser los profesionales quienes decidan. E insisto que en el fondo no son posturas tan irreconciliables como pueda parecer sobre el papel.

Si al final todos asumimos los problemas evidentes que hay con el uso social y aprendizaje del valenciano y los límites “republicanos” de igualdad y neutralidad que no podemos pasar, el debate quedaría acotado a una serie de variables que pueden y deben ser tratadas desde la objetividad, la propia experiencia educativa y el análisis de los medios de que se disponen. (...)" (La república heterodoxa, 21/07/2015)


"(...) en ninguna de las comunidades y países bilingües y trilingües de Europa se aplica el sistema de inmersión catalán.


La razón de ello está en que todos estos países y comunidades integran sus lenguas oficiales en la educación como lenguas vehiculares.

Esta integración la realizan a través de dos modelos. El mayoritario es el de la doble red escolar a partir de la cual los ciudadanos escogen la lengua en la que quieren educar a sus hijos de entre las lenguas oficiales de sus territorios. Este es el caso de Finlandia, por ejemplo, que tiene una red de escuelas en finlandés y otra en sueco.

También existe una doble red en Gales (galés-inglés), en Eslovaquia (eslovaco-húngaro), en Irlanda (irlandés-inglés) o en Bélgica, país en el que, como en España, también existen importantes conflictos lingüísticos. Allí existe una triple red, con escuelas en flamenco en Flandes, en francés en Valonia y en alemán en la parte este del país. En Bruselas, calificada oficialmente como bilingüe, hay una doble red en flamenco y en francés. (...)

De manera más minoritaria existe un segundo modelo lingüístico escolar en Europa: la educación multilingüe, que puede ser bilingüe o trilingüe. Se aplica, por ejemplo, en Luxemburgo, donde existe un modelo trilingüe. Todas las escuelas imparten la educación en las tres lenguas del país, el luxemburgués, el alemán y el francés, que van introduciendo gradualmente en este orden. Todos los alumnos asisten a estas escuelas.

Este es también el caso de Frisia, la región del norte de Holanda, donde el frisón es lengua oficial junto al holandés. En esta comunidad, la mayoría de escuelas son bilingües, impartiendo algunas asignaturas en frisón y otras en holandés dependiendo de la etapa escolar.

Esta práctica escolar europea está fundamentada, además de en las legislaciones nacionales, en la legislación europea e internacional sobre el derecho a la educación en lengua materna. A nivel internacional, existe una amplia legislación sobre esta cuestión porque la lengua materna es un facilitador educativo de primer orden y una necesidad afectiva de todos los alumnos.

El derecho a la educación en lengua materna fue articulado internacionalmente como derecho de la infancia y la adolescencia hace más de medio siglo. (...)

Esta cuestión con respecto a Cataluña ya ha sido señalada por el Consejo de Europa. Véase para ello sus dos informes periódicos European Charter for Regional or Minority Languages: application of the Charter in Spain (diciembre de 2008 y octubre de 2012 respectivamente).

En estos dos informes, los artículos referentes a la educación en Cataluña dicen explícitamente que, así como una educación exclusivamente en catalán es claramente un gran logro para los hablantes de esta lengua, en ningún punto de la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias se requiere que esta educación sea obligatoria para todos los alumnos.

Aquellos que desean una educación a través del español también deberían poder acceder a ella. Alternativamente, el actual sistema podría evolucionar hacia una educación bilingüe para todos los alumnos, con asignaturas en ambas lenguas. Es decir, el Consejo de Europa recomienda para Cataluña los dos modelos ya existentes en Europa.

Finalmente, la filosofía lingüística que rige en la UE es una filosofía abierta, moderna y pro-multilingüismo, con una práctica de respeto y valoración de todas las lenguas europeas. Todos los informes de la Comisión Europea sobre este tema recomiendan el aprendizaje y la activa promoción de todas las lenguas oficiales europeas, las cuales son percibidas como un recurso muy valioso para los ciudadanos y una riqueza cultural de toda Europa. Es por tanto incomprensible que solo una de estas lenguas, el español de Cataluña, deba quedar fuera de la educación como lengua vehicular.

Si algún día el sistema de inmersión es evaluado en términos europeos, será entonces claramente definido como lo que es: un modelo escolar monolingüe, obligatorio para todos los alumnos, en una comunidad bilingüe. Es decir, una excepción en Europa.

En mi opinión, es altamente improbable que Bruselas aceptara mantener este sistema escolar por las tres razones expuestas: la mitad de los alumnos de Cataluña tiene el español como lengua materna y es la lengua de uso habitual del 45% de los ciudadanos catalanes.

Además de esta cuestión, todas las lenguas oficiales europeas son, por el hecho de ser oficiales, lenguas vehiculares en la educación. En tercer lugar, la exclusión del español de la educación es una práctica que se opone claramente al espíritu multilingüe que rige en Europa.

Así, es muy probable que Bruselas pidiera modificaciones sustanciales en el sistema de inmersión a una hipotética Cataluña independiente. (...)" ( Mercè Vilarrubias , El País, 1 ABR 2013)

No hay comentarios: