"La lista del President dibuja una serie de problemas. (...)
¿Por qué el Presi no encabeza la lista que, de hecho,
encabeza? ¿Por qué un político, cuya carrera consistió en estar,
precisamente, en los puntos en los que se desarrolló la actividad
para-económica de The Pujolettes, aún está vivo y puede, si no
encabezar, sí mangonear, en el sentido que ofrece Corominas en su
diccionario etimológico, una lista?
Estos interrogantes llevan al siguiente problema. ¿Cuál es la función
de un cabeza de lista que no es cabeza de lista? ¿Es una función a)
política o, snif, b) teatral?
¿Camufla la vida y obra del resto
de listados, o por lo contrario, sella que estamos ante una lista tan
trasversal que, si bien sólo cuenta con los dos partidos recortadores en
Cataluña, posee en su interior un exparlamentario europeo de ICV, muy
significado en aquella cámara, tan introvertida, en la lucha contra la
pesca extensiva del atún rojo?
¿Su presencia niega o adorna el carácter
ultraliberal de la lista conformada por CDC y ERC —ERC es, a su vez,
otro problema en su último acto; en el Congreso ha votado en contra de
lo que ha fabricado en el Parlament? Al cabeza de lista que no es cabeza
de lista, por cierto, ya le han pegado un toque sus superiores cuando
afirmó que Mas podía no ser el cabeza de lista efectivo.
Un gran
ideólogo de la transversalidad le dijo, de hecho, que “todo está
hablado”.
¿Qué es todo? ¿Por qué a la sociedad, y al cabeza de lista que
no es cabeza de lista, no se les ha hablado de todo? ¿Dónde sucede todo
en una lista en la que parece no suceder nada, salvo una
transversalidad que tira de espaldas? ¿Todo es otro procés, con
la diferencia de que ahora sí que sí? ¿Por qué ahora sí? ¿Ahora existe?
¿Existió antes? ¿Todo es intentar una mayoría catalanista conservadora,
que negocie lo que sea con el próximo gobierno del Estado,
previsiblemente de izquierdas? ¿Todo es lo de siempre? (...)
Todos estos problemas —fundamentalmente, de falta de control sobre una
lista, un Govern, unos partidos—, deberían haberse solucionado en la
prensa, el lugar natural para la solución de esos conflictos. (...)
El hecho de que estos problemas, impensables —por jugar con el
eslogan trasversal ese— en Dinamarca, pero intuibles en Venezuela, no se
hayan solucionado à la danois, orienta sobre unos medios
únicos en el Continente que, en dos lenguas latinas, no controlan el
poder, asumen las explicaciones del poder como fuente, y se limitan a
defender un poder u otro.
En el caso del periodismo hooligan
pro-lista-del-Presi —aquí abajo, tenemos de eso; tenemos un periodismo
para confirmar cualquier gobierno—, sorprende que medios y firmas que
han sido incapaces de describir el pujolismo y el procés, no se sientan invalidadas, y prosigan con su función gubernamental sin apenas mella.
La crispación, la polarización social en torno a proyectos
gubernamentales no verificables, no sometidos a explicaciones sino, vía
propaganda, a la fe, es una de las consecuencias presentes. Y me temo,
hasta que la cosa explote —la propaganda, crece y explota, no tiene otro
recorrido; recuerden a Acebes—, la cosa será así." (El País,
5 AGO 2015)
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