20/2/15

Crear un Estado comporta poner todo el país bajo el control de quienes hayan declarado la independencia.

"(...) La frase es de Eduardo Reyes, presidente de Súmate (Sométete según sus detractores). Como el Sr. Reyes, muchos independentistas piensan sinceramente que basta una declaración del Parlamento autonómico o una asonada en un balcón de Sant Jaume para que Cataluña se convierta en un Estado independiente. Insistimos: nada más lejos de la realidad. Tienen que concurrir otras condiciones. Así, en relación con la DUI hay que enunciar dos principios:

1. Una DUI no crea Estado. Hay que ejercer la independencia, como se dice ahora por aquí. Volvemos a reiterarlo: No basta una declaración del Parlamento o una asonada en un balcón de Sant Jaume para crear un Estado. Crear un Estado comporta nada más y nada menos que poner todo el país bajo el control de quienes hayan declarado la independencia. 

Desde el suministro de agua y de energía, pasando por las principales infraestructuras, hasta todos los cuerpos de seguridad y militares. Ese es el listón que tiene que superar una DUI.

2. Como consecuencia del primer principio: una DUI no puede ser nunca pacífica, a menos que la autoridad del Estado preexistente haya colapsado completamente, como en la Unión Soviética después del golpe de estado fallido de agosto del 1991.

Desde el punto de vista procedimental, insistimos, procedimental, una DUI se inserta en la tradición del golpe de estado, o sea, del cambio de régimen constitucional que no sigue los mecanismos de reforma previstos (...)

Imaginemos ahora el Presidente Junqueras declarando la independencia unilateralmente. Acto seguido, si no antes, fuerzas armadas al servicio de la Generalidad, el comando Sellarès, se presentan en el aeropuerto de El Prat para desalojar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional.

-En nom de la República de Catalunya prenem possessió del control de passaports!
-¡Sediciosos, quedáis arrestados!

-Ocupants! Entregueu les armes!

Esto sólo lo puede resolver la fuerza. (...)

Por supuesto hay que precisar que tal escena sólo puede suceder si a su vez concurren dos condiciones:

1.Que el Gobierno de España se mantenga firme y los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado no estén ni afectados por el síndrome del teniente Segura, quien afirma que “la mayoría de los militares se negaría a seguir una hipotética orden de intervención en Cataluña”  

(...) ¿estaría Usted dispuesto, al menos, a resistir el envite, a proteger a los ciudadanos españoles de aquellas áreas de Cataluña que no se hayan manifestado a favor de la independencia? ¿Ni siquiera comparecerá Usted en las zonas de Cataluña donde el partido se jugará en casa y con un público entregado? 

2.Proteger a los españoles de Cataluña, pensamos sinceramente que es una misión para la cual el teniente Segura encontraría valor. Limitándose exclusivamente a las zonas de mayoría española para proteger a tantos ciudadanos españoles como sea posible, (...)

Que los Mossos d’Esquadra obedezcan masivamente a la Generalidad sediciosa. Una hipótesis muy arriesgada. Si alguien entrara en algún foro donde agentes de los Mossos d'Esquadra discuten quizás se sorprendería ante la ausencia de unanimidad sobre la independencia. Deseamos que los partidos unitaristas, con buenas conexiones dentro del cuerpo, estén al cabo de la calle.

Si algún lector piensa que exageramos con la anterior escena, nada mejor que la realidad para superar a la ficción:

-On aneu?

-Tengo órdenes de tomar la Generalidad y el Ayuntamiento.

-¡Pues no los tomaréis!

-¡Ya veremos!

-Visca la República Federal!

-¡Viva la República Española!

Esta fue la conversación que mantuvierion el jefe de los Mossos d'Esquadra Pérez Farràs y el capitán del ejército Unzúe en los alrededores del Palau de la Generalidad entre el 6 y el 7 de octubre de 1934 (diario ABC 29/05/1935 pàgs. 23-24). Los últimos “vivas” simbolizan qué sucede cuando una nueva legalidad quiere sustituir a la preexistente. Unos están al servicio de la nueva y otras al de la anterior.

Ejemplos más contemporáneos: Una de las primeras medidas del Estado esloveno durante la guerra de los 10 días: tomar el control de las fronteras, las aduanas y del espacio aéreo.

Esto irá así. Sólo puede ir así. Que no nos expliquen milongas diciendo que será pacífico, festivo y fraternal. Una DUI no puede ser nunca pacífica. Precisa de la fuerza para lograr el éxito, a no ser que sus promotores sólo pretendan una carnavalada.

 Una vez declarada, incluso un par de días antes, hay que poner el país bajo el control de la nueva autoridad y expulsar a la anterior. Y esto no se hace yendo con un clavel en la mano. O si no, que nos expliquen cómo piensan poner el puerto de Tarragona bajo su control."          (Jordi Carrillo, Crónica Global, Jueves, 19 de febrero de 2015)

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