"(...) Cinco horas caminando apretado entre miles de personas. París estaba
ayer vacío de coches y lleno de gente. Sin ruidos, solo voces y los
aplausos repetidos. Si hubiera sido una manifestación contra el
terrorismo yihadista no habría venido, pero era otra cosa. Y me gustaría
contar mis impresiones, pero debo empezar por el jueves en Euskadi.
Por
el día siguiente del asesinato brutal de los periodistas de ‘Charlie
Hebdo’ y una policía municipal. En Euskadi, a pesar de que ETA ya sólo
habita las sombras, el terrorismo sigue siendo un problema, un problema
moral.
Y comenzó el juego de espejos: el PSE propuso a la Mesa del
Parlamento aprobar un texto como declaración institucional, que decía
que «por haber sufrido durante muchos años los efectos criminales del
fanatismo, el País Vasco siente de forma especial la agresión perpetrada
en París». A todos los grupos les pareció bien, menos a Bildu, que lo
vetó. No le gustaba esa frase que le recordaba su propia responsabilidad
en el terror.
Al no poder aprobar una declaración institucional la presidenta optó
por una nota de presidencia. Seguramente la mayoría pensamos que si
tenía un texto acordado por todos los grupos menos Bildu lo lógico era
que lo hiciera suyo. Pues no, porque a la presidenta tampoco le gusta
esa frase y puso otra: «La violencia, proceda de donde proceda, siempre
resulta injustificable».
Un lema mil veces repetido entre nosotros y que
busca deslegitimar indistintamente al Estado de Derecho y ETA. El
invento procede de los primeros ochenta, cuando la Iglesia vasca,
buscando una salida para escaquearse de su responsabilidad ética frente
al terrorismo, inventó la frase, eso sí, con una castellano algo más
clásico: «Contra la violencia, venga de donde viniere».
En Euskadi hemos sido incapaces de ponernos de acuerdo sobre nada de
fundamento. Hemos llegado de la mano del PNV a convencernos a nosotros
mismos de que estamos «a favor de la paz y de la convivencia». ‘La paz’
como máscara para ocultar el rostro verdadero del terrorismo y ‘la
convivencia’ como afirmación buenista de la nada. No se puede estar a
favor de la convivencia si no definimos los valores fundantes que hacen
posible esa convivencia.
Por eso he venido a París a la ‘marcha republicana’. Porque no era
una marcha contra el terrorismo, ni siquiera por la convivencia, sino
una marcha en defensa de los valores republicanos de la libertad y el
pluralismo. He venido con envidia y pesar por no poder haber ido nunca
en Bilbao a una manifestación ‘a favor de la libertad y de la diversidad
identitaria’, esos valores, los únicos, que pueden ser la base de la
convivencia. (...)
Es la primera vez que asisto a una manifestación de individuos, de
ciudadanos. Me explicaré. Fue una marcha sin organización. Nada,
absolutamente nada de organización. Sólo dos puntos definidos: la salida
en la plaza de la Republica y la llegada en la plaza de la Nación. Nada
más. Sólo dos puntos y un objetivo, defender los valores republicanos. Y
la gente se juntó, uno a uno, por parejas, por familias y pequeños
grupos.
No había ni partidos, ni sindicatos y menos grupos organizados, solo
personas, como mucho pequeños grupos de amigos. Y eso se notaba, y
mucho. Nada de grandes pancartas que requieren colectivos organizados.
Nada de consignas. Nada. Sólo personas individuales y cada uno, por su
cuenta, aportaba su pequeña pancarta, normalmente una hoja de papel, que
reforzaban con cartón y pegaban a un palito de caña con cinta
artesanal. Muchos ni eso, miles y miles iban con los brazos levantados
con un pequeño papel escrito a mano. (...)
He venido a París para decirme que yo estuve allí, porque nunca he
podido estar, aquí en Euskadi, en una marcha igual. En una manifestación
en defensa de los valores republicanos, con orgullo y sin miedos a
dejar fuera a los que se niegan a defender esos valores, como fuera ha
quedado Marine Le Pen." (ANDONI UNZALU, EL CORREO – 14/01/15, en Fundación para la Libertad)
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