"Estábamos en este punto. Directamente, sin rodeos: ¿España ha
robado y sigue robando a Cataluña? ¿Se puede hablar-pensar en estos
términos?
¡Qué barbaridad! ¿Dónde queda la solidaridad?
¿Aceptamos entonces que Grecia, Portugal o España –con Cataluña- está
robando a Alemania, como se dice?
Otra cosa es que la
financiación de las comunidades requiera de un ajuste que, precisamente,
tendría que ir en la línea de la clarificación y de la
corresponsabilidad. Seguramente tendremos que acabar hablando del
principio de ordinalidad y cuestionándonos los cupos –insisto, los
cupos, el porcentaje de aportación a la caja común- de los conciertos
vasco y navarro. Catalunya tendría que salir beneficiada con el nuevo
sistema, pero no privilegiada.
En términos de inversión y de
infraestructuras, hay fundamentos para reivindicar un mejor trato.
Cuestionar los cupos vasco y navarro… ¡ahí te quiero ver Salvador! Por cierto, ¿qué es eso del principio de ordinalidad?
No cargo contra los conciertos, que son una opción razonable nos gusten
más o menos, y aunque sean un modelo de fiscalidad que la UE
desaprueba. Pero el concierto establece la necesidad de regular un cupo,
es decir, un porcentaje de aportación de lo recaudado en la comunidad, y
aquí nos encontramos con el problema de que no se sube para evitar
conflictos.
El principio de ordinalidad se resume en la idea de
que las comunidades que más recursos transfieren deberían verse
compensadas con más gasto. La lógica es la de impedir que el esfuerzo
fiscal de una comunidad termine siendo un freno para su propio
desarrollo. En un sentido estricto, la primera región en renta por
habitante tendría que ser la que más recibiese.
Esto no es así de
tajante en ningún sitio, que yo sepa, pero sí se pueden tener en cuenta
mecanismos compensatorios no tan severos. Hay quien defiende el
establecimiento de porcentajes máximos y mínimos. Es un debate
pendiente. (...)" (Entrevista al escritor Salvador Redón, Salvador López Arnal , Rebelión, 30/10/2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario