27/10/14

De la Iglesia vasca no ha salido ni una sola palabra de arrepentimiento y de petición de perdón a las víctimas del terrorismo

 Alfredo Tamayo, teólogo jesuita, en 2008. / JAVIER HERNÁNDEZ

"(...) (Alfredo Tamayo Ayesterán) “En estos años me he sentido como rara avis en el mundo del clero de Gipuzkoa. De su seno no ha salido ni una sola palabra de arrepentimiento y de petición de perdón a las víctimas del terrorismo nacionalista, por su distanciamiento, por su silencio, por su falta de compasión. 

A la Iglesia vasca le ha faltado compasión con las víctimas”, declaró hace quince años Alfredo Tamayo, entrevistado por EL PAÍS. (...)

Había ingresado muy joven en esta congregación, con la que evolucionó hacia el compromiso político y social en los últimos años del franquismo. No puede ser considerado, quizás, un teólogo de la liberación, pero sí un rebelde con causa en favor de la libertad y con el mundo del trabajo.

 Él mismo contó como pasó del compromiso antifranquista al combate antiterrorista y a la denuncia descarnada de la connivencia de muchos de sus correligionarios con el mundo etarra. Me refiero a la Iglesia católica vasca, también a varios de sus obispos. Reconoció Tamayo en un reciente artículo: “Durante los años del franquismo estuve vinculado con la oposición pacífica al régimen, del lado de los trabajadores y obreros. Incluso mandaban espías a mis homilías. 

Luego, por una inercia no recomendable, en el inicio de la Transición, pasamos demasiado por alto los crímenes de ETA. Un día entré a la catedral del Buen Pastor y me encontré con un cortejo fúnebre que salía del templo. 

En él, había una mujer joven y enlutada, que caminaba sostenida por el entonces ministro José Barrionuevo. Estaba totalmente destrozada. Aquello me produjo un gran impacto y fui consciente de un gran pecado de omisión”. 

Fue entonces cuando abandonó un poco su obra de pensamiento, para escribir con frecuencia artículos de denuncia, muchos de ellos demoledores. Están en el libro Siempre a vuestro lado, de 2009. En esa batalla le acompañó el también jesuita Antonio Beristain, fallecido en 2009 y alma del Instituto Vasco de Criminología. 

Su campaña, como auténticos abanderados de la memoria, iba a abrir muchos ojos. A otros les iba a llenar de vergüenza o remordimiento por no haber pedido la Iglesia católica perdón a las víctimas del terrorismo."              (   ,  El País,   25 OCT 2014)

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