"(...) en España, donde el desarrollo, los cauces y las frustraciones de los
movimientos nacionalistas han respondido a la evolución de las
transformaciones capitalistas en cada espacio, en el marco del atraso
económico que estranguló durante el siglo XIX la construcción del
Estado-nación.
La “excentralización” de Galicia, de que hablara el
precursor Faraldo, su marginación económica, impidió, lo mismo que para
Bretaña y Provenza en Francia, que de los factores “objetivos” surgiera
un nacionalismo consistente. Otro tanto diagnosticaba Engels para los
vascos hacia 1850, si bien aquí la industrialización rompió el
pronóstico pesimista, siendo entonces el mejor ejemplo de que la
adscripción al nacionalismo responde a la diversificación de intereses
en el interior del desarrollo capitalista.
Una cosa eran los sectores
dominantes (industriales, financieros) y otra los hermanos enemigos
Sabino Arana y Sota. Claro que el nacionalismo requiere ser
interclasista, como espejo de toda su nación, y a ese efecto las
tradiciones y las invenciones culturales, la creación de símbolos, el
rechazo de otras políticas, singularmente la estatal, generan una
dinámica política autónoma que a veces, como en la gestación de ETA o
ahora en el catalanismo, hace peligrar sus intereses materiales.
¿Quien
puede dudar que CiU o el PNV sean partidos de las respectivas
burguesías, o élites económicas? Ello no supone verles como las albardas
antes citadas. Una dinámica de radicalización al modo catalán puede
sugerir una fractura total, pero hasta el Estatuto frustrado y mientras
el objetivo era el Pacto Fiscal, la coincidencia fue absoluta.
Por mucho
que presionaran las élites culturales, el independentismo político
estaba en el 10%. Luego vino el desbordamiento y con él la imagen
retrospectiva de disociación. A la inversa, en Euskadi el soberanismo se
ha amortiguado al ser consciente el PNV (Urkullu vs Ibarretxe) de los
grandes beneficios del Concierto económico en plena crisis. Aunque la
economía no basta para contrarrestar los errores políticos." (Nacionalismo y economía, de Antonio Elorza en El País, en Caffe Reggio, 13/09/2014)
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