"Sí, hay una singularidad catalana. Cataluña es el lugar de España
donde se concentra el mayor número de xenófobos, es decir, de personas
que no quieren vivir con el resto de españoles. Según estimaciones
diversas este número podría alcanzar el 30% de los ciudadanos catalanes.
Otras lo alargan hasta más allá del 40. Los sociólogos y distintos
expertos del alma colectiva vacilan respecto a la perdurabilidad y
profundidad de este sentimiento, que vinculan con circunstancias como la
crisis o con el sometimiento de la población a las instrucciones de sus
élites políticas, sociales, mediáticas o deportivas. Algunos creen en
su fácil reversibilidad y otros creen que es, en gran parte, un
sentimiento indestructible.
Sea como fuere este es el más tajante hecho diferencial catalán. Hay
otras características producto del medio o la cultura, pero que son
menos importantes y están más compartidas con otras comunidades. Y,
sobre todo, como en el caso de la lengua, son singularidades que se
hallan plenamente satisfechas. (...)
Hay otro rasgo de Cataluña que, sin ser único, sí es raro. Cataluña
es una comunidad rica. Como suele pasar en las comunidades respecto de
los Estados y en los barrios ricos respecto de las ciudades, algunos
catalanes, y su actual gobierno en pleno, consideran que dan demasiado
al fondo común.
Aunque hay motivos de índole económica y política que
aconsejan contribuir al sostenimiento de las comunidades más pobres
siempre y en todas partes acaba emergiendo la justificación esencial de
la solidaridad, que es la de formar parte de una cierta unidad moral.
De
ahí que la xenofobia y el «España nos roba» sean estaciones
imprescindibles de tránsito, rotos en la trama de afectos, del
elegantemente llamado pacto fiscal. Pero esto solo es, como puede
comprenderse, un trazo secundario en el rasgo principal xenofóbico.
Aunque en este momento no llega a alcanzar los niveles catalanes el
grado de xenofobia es también alto en el País Vasco, mucho menor en
Galicia e insignificante en el resto de España, aunque creciente: cada
vez hay más ciudadanos españoles hastiados de vivir con los catalanes.
Es un problema notable que un Estado soporte en una de sus comunidades
un grado de xenofobia semejante. No sólo lo es para los españoles que
viven fuera de Cataluña sino también para más de la mitad de la
población, no xenófoba, que vive en ella.
Es completamente inmoral, por
cierto, el establecer una equidistancia entre esos dos grandes grupos de
catalanes, como si uno estuviera defendiendo los intereses
nacionalistas catalanes y el otro los intereses nacionalistas españoles.
Porque entre los dos grupos hay una distinción brutal en términos
éticos: mientras unos no quieren vivir con los otros, los otros sí
quieren hacerlo con los unos. (...)
Si yo hubiera redactado el manifiesto a mi aire, asunto que a dios
gracias no ha sucedido, lo habría encabezado con contundencia
metafórica: «Modesta petición para que el Estado español no blinde la
xenofobia».
O aún mejor: para que no contribuya con la política al
genérico blindaje conceptual que los nacionalistas han practicado con
éxito indiscutible durante tres décadas, haciéndose dueños del marco y
de las palabras del marco. Logrando, por ejemplo, que el conjunto de los
españoles haya sido moralmente apartado de su derecho a decidir,
camuflando el hosco privilegio en la dulce singularidad o imponiendo el
prestigio de la diferencia a lo que no ha sido más que ruda
discriminación.
Las razones por las que una parte de la ciudadanía catalana y la neta
mayoría de sus representantes políticos han caído en la xenofobia
merecen análisis detallados. Atenderemos, pues, a las conclusiones que
los científicos sociales tengan a bien procurarnos. Pero mientras tanto
habrá que hacerle frente.
Primero poniendo el nombre real a las cosas:
llamadle, por ejemplo, a la xenofobia lo que es, uno de esos vuestros
tan preciados sentimientos que os hacen llorar como terneros. Y luego
evitando que su inconmensurable chantaje político quede establecido y
triunfante por ley." (ARCADI ESPADA, EL MUNDO – 19/07/14, en Fundación para la Libertad)
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