De izquierda a derecha: Josep Maria Álvarez (UGT), Muriel Casals (Òmnium Cultural) y Joan Carles Gallego (CCOO). (NAIZ.INFO)
" (...) Resulta que, también hace unos días, Josep Maria Álvarez (secretario
general de la UGT de Cataluña) y Joan Carles Gallego (secretario general
de CC OO de Cataluña), llevados por el propósito de manifestar su apoyo
al derecho a decidir, se lanzaron en brazos de Òmnium Cultural (...)
Pero ¿por qué este ejemplo? ¿Es que se abrazaron en algún confortable
salón de alfombras gordas y cajas de puros con higrómetro? No fue así.
La fotografía de ese abrazo tripartito ha sido tomada a la intemperie,
en la más pura tradición del ramo de la construcción. Al aire libre del
andamio.
En los otrora industriosos jardines de las Tres Ximeneies.
Gallego y Álvarez (dicho así, parece firma de dueto zarzuelista)
escoltando a Muriel Casals, la presidenta de Òmnium Cultural, (...)
De fondo, las tres viejas chimeneas de la Canadiense, empresa mítica del
anarcosindicalismo, la que vivió la huelga más sonada e incidente de la
historia del movimiento obrero español. Pero esa historia ya no es la
historia a la que quieren pertenecer los sindicatos. Aquello ocurrió
antaño, cuando el abuelo Cebolleta aún no llevaba el pie vendado y podía
salir corriendo de las cargas policiales Paral·lel arriba. (...)
A nadie le gusta perder, y hasta hay quien prefiere ganar, aunque para
ello tenga que cambiar de juego y apuntarse al del contrario. ¿En qué
aspecto Òmnium resulta contrario a Comisiones Obreras y UGT? En el
fundamental. En el que da sentido a los sindicatos. Lo que hicieron en
esa foto Comisiones y UGT fue pactar con la oligarquía.
Pero pactar aquí
es un eufemismo. Se pusieron a su servicio. Òmnium Cultural es el Club
Mediterranée disfrazado de Misiones Pedagógicas. Esta asociación fue
creada por la más pura y dura oligarquía catalana y para saberlo basta
con ser catalán, con pertenecer al cuerpo social y a la historia de esta
nación, país, región o como le quieran o decidan llamar. (...)
En lo que sí me he sentido concernido intelectual, biológica,
socialmente, biográficamente, ha sido en lo que se desprende de esa
fotografía que intento comentar aquí.
Entiendo que, para un sindicalista, el derecho a decidir debiera
empezar decidiendo con quién se junta. Y la decisión de CC OO y UGT, tan
ocurrente, de sumarse precisamente a lo que representa Òmnium me ha
empotrado en un muro de perplejidad, ya no de decepción, pues hace años
que nada espero de esas siglas sindicales, aunque creo que acabo de
comprobar que ni siquiera sus propios líderes esperan algo del
movimiento al que representan. Basta sencillamente con ser catalán para
saberlo. Para saber quién es quién en Cataluña.
Como buenos catalanes, Gallego y Álvarez sabrán de sobra que la
asociación Òmnium Cultural fue fundada en 1961 por los que cortan el
bacalao, que fue comida de pobres durante siglos.
Entre otros
fundadores, allí estaba el financiero, presidente del Banco Popular
Español y asimismo presidente de la aseguradora Chasyr 1879, Fèlix
Millet, padre del famoso Fèlix Millet (que cuando es llamado a declarar
por el desfalco en el Palau de la Música dice lo mismo que los
Pegamoides: tengo los huesos desencajados, el fémur tengo muy dislocado,
tengo el cuerpo muy mal, pero llevo una gran vida social). (...)
También formaban parte del grupo fundador de Òmnium Cultural Lluís
Carulla, empresario, que, además de presidir Gallina Blanca, Agrolimen,
Cavas Mont-Ferrant y ser consejero de la citada Chasyr 1879, fue
representante de los Rockefeller en Cataluña. O Pau Riera i Sala,
presidente de las empresas Roldán y Seimex (su hermano Rosendo era
hombre de confianza de Fèlix Millet padre). Vamos, el cogollito de las
200 familias decisivas. ¿Es que los dos sindicatos no han encontrado en
toda Cataluña ninguna asociación más acorde con lo que realmente
significan y representan para expresar su postura sobre el asunto?
Una fotografía convierte el derecho a decidir en el derecho a
figurar. Para eso se hacen las fotografías. Para que se vean. Para
estar. Es desesperanzador y, sin embargo, es tan real como Sebastopol.
Unos sindicatos que han dilapidado su pasado y que, cuando descubren que
hasta los pipiolos del asociacionismo les adelantan por la izquierda,
se agarran desesperados a cualquier bandera; no, a cualquiera no, a la
bandera de la patria, para no quedarse sin bandera, para tener algo que
llevar en las manifestaciones.
Unos sindicatos que culminan la
manifestación de una huelga general o de un 1 de mayo sustituyendo el
canto de la Internacional en catalán por el himno nacional de
Cataluña. Unos sindicatos que ahora se retratan sonrientes con las
instituciones de la oligarquía ante las ruinas de lo que fue el
epicentro de la lucha obrera.
Unos líderes sindicales que en esa misma
foto consienten, el de Comisiones, sostener un cartel en el que ya se ha
estigmatizado la palabra obreros, la palabra trabajadores y, para no
citarlos, para no recordar de dónde se viene, se alude a ellos mediante
el eufemismo del mundo del trabajo (el món del treball pel dret a
decidir, este es el lema completo).
Y el de UGT sujeta otro cartel donde
contra todo respeto hacia una elección independiente se resalta la
respuesta por la que Òmnium hace campaña (el rótulo dice És normal que
un pais voti com pot viure millor, pero la palabra pais lleva sus dos
últimas letras invertidas y pintadas de otro color formando el
monosílabo sí).
Lo que se ve en esa foto, en realidad, es a dos dirigentes sindicales
que han elegido una institución fundada por la oligarquía y el tipo de
país que esta propone. Que, de algún modo, se han dado cuenta de que ser
español es de pobres." (
Javier Pérez Andújar
, El País, 28 ABR 2014 )
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