"(...) Yo creo que la Transición, que tuvo muchas cosas positivas, cayó en un
engaño que los catalanes supieron manipular muy bien: que tanto el País
Vasco como Cataluña habían sido víctimas. Y eso era una inmensa patraña
porque durante el Franquismo, ni Cataluña ni el País Vasco fueron más
víctimas que Extremadura o que Almería. Todo lo contrario; tuvieron unos
beneficios muy importantes.
Cataluña tuvo un proteccionismo absoluto a
su industria textil. Jamás se prohibió el catalán. No se usaba en los
estamentos oficiales, pero la gente lo hablaba. Pero se ha vendido al
conjunto de los españoles que fueron las víctimas. Y este complejo
penetró en la Transición: había que restituir cosas a los catalanes y a
los vascos. Las instituciones y algo más. La educación fue una de las
cosas. (...)
Si tú coges ahora a un catalán y le preguntas: "Pero a ver, España ¿qué
os ha hecho?". No saben qué decir... "Nos tienen oprimidos
económicamente", responden. Pero resulta que en Cataluña es al único
lugar al que el AVE llega a las cuatro provincias, y el Gobierno se
volcó en los JJOO de Barcelona... No se puede vivir en la eterna
paranoia. (...)" (Crónica Global, 13/04/2014)
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