"Fernando García de Cortázar, historiador y catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto, en un artículo publicado en Abc, este domingo:
‘[...] No sé lo que me provoca más estupor: si la
impunidad con la que España es sometida por los nacionalistas a la
constante negociación de su derecho a la existencia o la acomplejada sumisión y cabizbaja conciencia de inferioridad moral con la que tantos presuntos dirigentes de esta nación se han comportado. (...)
La extenuante vejación de hablar de un Estado español, cuando debía
decirse simplemente España, ha tenido muchos ingredientes, pero ninguno
ha estado libre de pecado.
En medios de comunicación autonómicos, en la
jerga de los mosenes, en el oscuro idioma que los pedagogos insuflan en
los textos escolares, en los trabalenguas de los tertulianos o en los
ensayos de los intelectuales subvencionados, el Estado español nunca ha
significado lo que quiere decir en cualquier parte: la estructura
jurídica de una nación.
Se ha convertido en algo que resultaría
inexplicable en cualquier país de nuestro entorno; se ha convertido en
la afirmación de que disponemos de un Estado, pero que carecemos de una
nación. Peor aún, que debemos dar ese agotador rodeo verbal para indicar
que aquí existen algunas naciones auténticas y una falsificación
nacional a la que, para entendernos, llamaremos Estado.
Que una maniobra
de astutos nacionalistas haya podido pasar como una simple cuestión de
formas demuestra hasta qué punto la estupidez es contagiosa, y cómo los hábitos menos saludables se adquieren con las prácticas de apariencia más inofensiva.
¿Es que alguien se creía, de verdad, que esta ausencia de la palabra
España en crónicas de actualidad política, en informaciones
meteorológicas, en retransmisiones deportivas, en seriales televisivos,
era una simple casualidad, un brindis al sol de la diversidad regional o
un elegante gesto de cortesía autonómica?
¿Es que aquí todo el mundo es
un indigente mental menos esos taimados nacionalistas, capaces de
empezar por colonizar la misma lengua que consideran instrumento de una
potencia ocupante?
¿Es que nadie había advertido que, tras las
esperpénticas referencias a la sequía que azotaba el Estado español,
tras el pintoresco recuento de las especies en peligro de extinción en
el Estado español, tras las fotogénicas panorámicas de las playas del
Estado español, lo que se estaba diciendo es que la nación española no existía
y que, en cambio, disponíamos de una resignada y siempre revocable
circunstancia institucional?
¿Alguien se cree que los nacionalistas
habrían tolerado una majadería semejante, en caso de que cualquier
desequilibrado hubiera intentado normalizar la exclusión de la
referencia a Cataluña o al País Vasco de nuestra lengua? ¿No habrían
dicho, y con razón, que se trataba de la primera maniobra expropiatoria,
destinada a arrebatar a dos regiones su realidad, por la vía elemental
de quitarles su nombre?" (lavozdebarcelona.com, 06/03/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario