"...oigo a algunos líderes catalanes, y da la impresión de que todo se
arregla con la simple manifestación de su voluntad o que el camino queda
expedito con la firma de un pacto de gobernación.
A partir de ese pacto, comienza una formidable confrontación entre dos legitimidades: la legitimidad de la representación y la legitimidad de las leyes. La primera dice que en el Parlament hay mayoría para avanzar hacia la independencia o, al menos, para ejercer el llamado derecho a decidir.
A partir de ese pacto, comienza una formidable confrontación entre dos legitimidades: la legitimidad de la representación y la legitimidad de las leyes. La primera dice que en el Parlament hay mayoría para avanzar hacia la independencia o, al menos, para ejercer el llamado derecho a decidir.
La segunda, basada en doctrina de la ONU, empieza por decir que
ese derecho no existe en territorios no colonizados. Y a partir de ese
principio, todo lo demás: (...)
Frente a esa realidad legal, ¿cómo se hace valer la legitimidad de la representación independentista?
Francamente, no lo sé. No tengo la fórmula, pero hay tres evidencias.
Francamente, no lo sé. No tengo la fórmula, pero hay tres evidencias.
Uno: los
movimientos por la independencia no se van a callar ni a retirar por una
dificultad legal. Y mucho menos, ahora que Mas entregó la iniciativa a
ERC, cuya finalidad ahora mismo es única: convertir a Catalunya en
Estado soberano.
Dos: que el Gobierno central, como administrador del
Estado, no puede hacer nada que incumpla las leyes, con lo cual poco
puede hacer.
Y tres: que tampoco es presentable un juego político que
consista en ignorar la realidad política de Catalunya, si es
mayoritaria.
El sentimiento de un pueblo se puede contener una
temporada, incluso años, pero no de forma permanente.
Si se hiciera, se
estaría dando la razón a quienes todavía no la tienen, dicho sea con los
debidos respetos: los que sostienen que Catalunya es una nación
sometida a la bota de Madrid. Ni existe bota ni existe sometimiento.
Así se presenta el futuro. A esa realidad se enfrenta el Govern que está a punto de formarse. Hago estos apuntes, porque oigo y leo declaraciones de líderes que presentan el horizonte soberanista no sólo como un paraíso sin problemas, sino como algo que se arregla simplemente con una firma. Perdónenme, pero no es verdad." (Fernando Ónega , La Vanguardia, 15/12/2012)
Así se presenta el futuro. A esa realidad se enfrenta el Govern que está a punto de formarse. Hago estos apuntes, porque oigo y leo declaraciones de líderes que presentan el horizonte soberanista no sólo como un paraíso sin problemas, sino como algo que se arregla simplemente con una firma. Perdónenme, pero no es verdad." (Fernando Ónega , La Vanguardia, 15/12/2012)
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