"Fernando Savater pasa ahora cada vez más tiempo en San
Sebastián. El final del terrorismo le ha cogido jubilado y ya no tiene
que vivir largas temporadas refugiado en su apartamento de Madrid, a
salvo del hostigamiento al que le han tenido sometido los violentos. (...)
– Lo siento, Fernando, no vamos a hablar de su libro. Vamos a hablar
del terrorismo de verdad. El que le ha tenido amenazado de muerte.
¿Recuerda la primera amenaza? ¿Cómo le llegó? ¿Cuándo?
– Salió en esos carteles que ponían con la diana, y luego cuando
detuvieron a un par de comandos y encontraron papeles con seguimientos
míos.
– ¿Ha temido por su vida?
– Una vez estaba presentando un libro en el Koldo Mitxelena y se vio
por allí cómo unos se pasaban una pistola. Como estaba con los escoltas,
me sacaron rápidamente.
– ¿Qué pudo llevar a esa gente a verle con tanto odio como para querer exterminarle?
– Buscaban a las personas que se significaban en el rechazo de ETA;
los que estábamos en las movilizaciones. Era enemigo todo el que se les
oponía de manera activa, que en el fondo no era tanta gente. Muchos
rechazaban la violencia, pero no movían un dedo.
– O sea, era más la gente que miraba hacia otro lado.
– Bueno, o que se inhibían. O que tenían miedo. O que estaban esperando a ver quién ganaba.
– Quizá es simplemente que no tenían madera de héroes.
– El terrorismo, las amenzas, son para eso, para que la gente se
asuste y obedezca. El terrrorismo es una forma de domesticación de la
sociedad: se hace chasquear el látigo, se pegan un par de tiros y la
sociedad obedece; unos, de mala gana, otros se resignan mejor, pero
obedecen. El terrorista es un domador que quiere que la gente pase por
el aro.
– ¿Ha conseguido el domador su objetivo?
– En cierta medida, sí. Cuando se dice que la violencia es inútil, no
es verdad. Intimidar a gente y ponerla en peligro de muerte es una
forma de controlarla. Y así muchas ideas que no hubieran sido aceptadas,
al final lo son.
El peso hegemónico que durante años ha tenido el
nacionalismo radical y la forma en que todo el mundo se ha ido
acostumbrando a que, mal que bien, hay que poner cara de nacionalista,
sea más radical o menos, es parte de la domesticación del terrorismo.
– Según su teoría, ahora nos vamos a volver un poco salvajes.
– La domesticación dura mucho. El domador puede salir de la pista,
pero los animales siguen haciendo el número de circo porque ya se han
acostumbrado. El terror no necesita estar aplicándose diariamente, basta
con que quede ahí en suspenso. Maquiavelo decía que, para hacerse
temer, el príncipe tenía que ser muy terrible al principio y, a partir
de ahí, la gente ya se acostumbraba. En el País Vasco pasa eso: el
terror ya se le ha metido a la gente en el cuerpo y los terroristas
pueden incluso prescindir de él.
– ¿Las fieras siguen al acecho?
– Por supuesto. No se han ido. Si se hubieran ido, nos habríamos
enterado. De hecho, si se sigue diciendo que hay que llegar a una
solución es porque están ahí. Si los terroristas han dejado la
violencia, ¿por qué seguimos hablando de reunirnos para dar gusto a su
brazo político? Ese lenguaje de la hoja de ruta…
¿La hoja de ruta de
qué? Yo no me quiero ir a ninguna parte. Serán ellos los que quieren
venir a la sociedad que hemos estado defendiendo precisamente de ellos.
No queremos cambiar para darles gusto.
– Entonces, ¿del 20 de octubre para acá no ha cambiado nada?
– Sí, ha cambiado que han dejado de ejercer la violencia. Debemos
darnos cuenta de que la violencia ha acabado porque se les ha vencido;
no les debemos nada. Lo que hace falta es que cumplan las leyes. Hay un
Estado de Derecho, una Constitución, un Estatuto y se acabó.
Pero la
gente no se lo cree del todo y dice: ‘A ver si llegamos al final
definitivo’. Eso ya está. Ahora hace falta que las personas que han
cometido delitos cumplan sus penas. Y si se arrepienten, la ley puede
aliviar su situación penitenciaria.
Pero ya no es asunto de la sociedad.
La sociedad está donde queremos estar: dentro del Estado de Derecho que
han intentado derrocar y no han podido.
– Usted utiliza un plural mayestático, pero tal vez no todo el mundo lo vea de la misma manera.
– Cuando uso ese plural que llama mayestático me refiero a los que no
nos hemos dejado domesticar ni cuando estaba el domador con el látigo
ni después. Hay otros que sí. El terror ha condicionado a la sociedad
vasca como ha pasado en Corea: cuando se murió King Jong-il, la gente
salió a la calle llorando porque tenían todavía el miedo dentro.
– ¿Quién se ha dejado domesticar?
– Todo el mundo que utiliza ese lenguaje de que hay que buscar una
hoja de ruta. Encima de que hemos tenido que luchar por defender las
leyes, parece que ahora tenemos que dejar eso entre paréntesis, no vaya a
ser que vuelvan a las andadas. (...)
– ¿Por qué se ven las cosas tan distintas en el País Vasco y en la mayor parte del resto de España?
– Hay dos razones esenciales. Primero, los vascos que veían las cosas
distintas dentro del País Vasco se han ido al resto de España.
– ¿Todos?
– No todos, pero muchos sí. Así, ese resto de España abunda de vascos
de los que se han ido. Y luego, donde ha estado más la presión
terrorista, ahí los domadores han sabido hacer su tarea.
– ¿No hay en el fondo una visión romántica de Euskadi en España?
– Siempre la ha habido. A diferencia de los catalanes, a los que se
les ve como gente interesada por la pela, los vascos teníamos fama de
todo lo contrario: gente noble, sencilla, simpática. Eso ha existido y
ha ido transformándose.
Por desgracia, el mundo este de la violencia,
supuestamente revolucionario, ha llevado a un romanticismo malo. Por ahí
ves gente protestando porque no les han puesto un semáforo y te dicen:
‘Si tuviéramos una ETA…’
– ¿Cómo se imagina el final de todo esto?
– No lo sé. Habrá muchos finales. Quisera que la España democrática
tuviera la oportunidad que nunca ha tenido en el País Vasco, que los
vascos reconocieran toda su aportación e identificación con esa España
democrática y que eso creara un ámbito en el cual hubiera sensibilidades
distintas. Un país es una cosa muy compleja." (Fundación para la Libertad, de EL CORREO, 6/4/12)
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