Que si bien es necesario que sea lengua vehicular en las escuelas de allí donde se habla, la inmersión ni es necesaria ni suficiente para la sobrevivencia de una lengua. Que existen programas de bilingüismo escolar (scilicet: los llamados de two way immersion), absolutamente respetuosos con los derechos lingüísticos de los escolares, que aseguran un perfecto bilingüismo y una perfecta bialfabetización y garantizan resultados escolares en la media o por encima de la media.
En fin, que la inmersión es un modo para el aprendizaje voluntario de una segunda lengua y en Cataluña sólo se inmersiona a los castellanohablantes (no a los que tienen como lengua familiar el catalán, que evidentemente reciben la enseñanza en su lengua).
Por supuesto, estos son, querido profesor, conocimientos al alcance de un simple estudiante de filología no envenenado por la ideología política de sus profesores.
Las razones de la inmersión son políticas, querido profesor. Malas razones de una ideología política que necesita de la unidad de lengua para alcanzar sus fines, ergo la exclusión del castellano la lengua de la mayoría de los catalanes y de la Academia que usted preside, sin que para ello les importe los más mínimo pisotear derechos y libertades fundamentales.
Pero el profesor ha encontrado la fórmula magistral para ponerse al abrigo de toda insidia. Afirma que “no me siento perseguido. […] Aparte de que yo no me dejaría perseguir”. Pues no hay mejor manera de no dejarse perseguir que unirse a los perseguidores. Está uested normalizado.
Francisco Caja es presidente de Convivencia Cívica Catalana" (lavozdebarcelona.com, 11/01/2011)
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