"En el marco de un estudio internacional, investigadores del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y la Universidad Pompeu Fabra realizamos en 2009 un estudio sobre las actitudes y opiniones en Cataluña y otras comunidades autónomas a propósito de la identidad nacional y la solidaridad económica.
Sus resultados permiten responder con rotundidad: una amplia mayoría de catalanes muestra buena disposición a la solidaridad interterritorial. La gran mayoría (67%) manifiesta su acuerdo con la idea de que hay que transferir dinero desde las zonas más prósperas a las que lo son menos para asegurar que todos tengamos niveles similares de servicios públicos. Una mayoría aún mayor (74%) considera que el Gobierno de España debe intervenir para reducir las diferencias entre sus distintos territorios. (...)
Si los catalanes expresan una buena disposición a la redistribución, ¿por qué una parte de su clase política insiste en querer reducir las transferencias de recursos? Sin ser la única causa, la evidencia disponible señala hacia un factor dominante: la diferencia en creencias, valores y sentimientos nacionales entre la élite política y la ciudadanía.
Como ha demostrado T. J. Miley, profesor de la Universidad de Cambridge, en su libro Nacionalismo y política lingüística (CEPC) y en varios artículos académicos, el nacionalismo catalán y el consiguiente desapego a España de los parlamentarios y concejales de los principales partidos son mucho más intensos que los de sus propios votantes. (...)
Sin embargo, los catalanes, o la mayor parte de ellos, no son insolidarios, o no mucho más que otros españoles. El caso es que, acallada por una abrumadora minoría, la inmensa mayoría apenas hace oír su voz." (ENRIC MARTÍNEZ-HERRERA. La solidaridad catalana. El País, opinión, 18/11/2010, p. 29)
No hay comentarios:
Publicar un comentario