1/12/09

La múltiple identidad francesa

"| El New York Times habla del debate de la identidad francesa. Dice: "Francia, una nación siempre fascinada consigo misma al menos desde los galos, se ha metido otra vez en un extraño debate sobre su identidad". Algo de verdad habrá en la particularidad francesa. Lo demuestra Google. Aunque los italianos, tela también." (Factual.es, 03/12/2009, 9:10 h.)

"La izquierda francesa se niega a entrar en este debate, en el que no ve más que una trampa política. Sin embargo, la opinión pública, si bien consciente de la maniobra presidencial, considera que es útil debatir hoy sobre la identidad nacional. ¿Por qué tal reacción por parte de la mayoría de los ciudadanos? Hay evidentemente varias respuestas. Enumerémoslas aquí sin analizarlas, ya que si bien permiten comprender la emergencia de la cuestión, no conducen a explicarla: el crecimiento de la inmigración en un contexto de desempleo, que sitúa a los inmigrantes en una situación de competencia social con los autóctonos; la pervivencia, en lo más profundo de la consciencia común, de reflejos coloniales que minan la legitimidad de la presencia en Francia de los inmigrantes de las antiguas colonias; el desafío que plantea la emergencia de una identidad europea que pone en evidencia los límites, reales o supuestos, de la identidad nacional; el choque psicológico producto de la existencia de ciudades gueto, donde se desarrollan identitarismos culturales regresivos; el rechazo de la igualdad de tratamiento de las confesiones religiosas, lo que revela, una vez más, el trasfondo "cato-laico" francés; finalmente, la dialéctica rechazo-repliegue-rechazo, que determina tanto la mirada que la mayoría silenciosa tiene sobre los grupos comunitarios como la reacción agresiva de éstos con respecto a la nación de acogida. Podríamos añadir todavía otros factores más. Pero, según el presidente del Senado, Gérard Larcher, el resultado está aquí: "Marianne se hace psicoanalizar".
¿De qué sufre entonces la República? Señalemos en primer lugar que hoy encontramos estas perturbaciones del vínculo social más o menos en todas partes, si bien no producen una teatralización de la identidad nacional como en Francia. ¿No será ésta la manera de enmascarar una crisis provocada esencialmente por la pérdida de confianza de Francia en sí misma, por el debilitamiento de su resplandor mundial, por la reducción de sus capacidades creadoras (sus élites culturales tienen todavía algo que decir al mundo)? Y esta duda sobre sí misma, ¿no podría provocar una suerte de agotamiento identitario transmutado en amenaza venida del exterior? (...)
La identidad de Francia, ligada al tríptico libertad, igualdad, fraternidad, es el contrato político compartido por todos los ciudadanos. Este modelo teórico ha logrado siempre integrar a individuos provenientes de orígenes y de culturas diversas. Sin embargo, hoy no funciona tan bien. Los principales vectores de socialización republicana, principalmente la educación y los servicios públicos, están a punto de disgregarse debido a la adaptación al gran mercado liberal europeo y a la globalización centrada en la privatización del vínculo social. El contrato republicano está en crisis, esto es una evidencia. Es necesario, por tanto, un debate ciudadano, que debería llevar al país a mirarse de frente, a definir claramente las condiciones de la integración para poblaciones que van a seguir afluyendo." (SAMI NAÏR. Marianne en el psicoanalista. El País, ed. Galicia, Internacional, 21/11/2009, p. 8)

"Ser francés es... La cuestión de la identidad nacional sacude a toda Francia. El Gobierno de Sarkozy ha alentado un debate en la Red con miles de testimonios de ciudadanos(...)

¿En qué consiste ser francés?". (...)

"Ser francés consiste en glorificar al hombre y no figurar en ningún currículum; es amar la diferencia, elogiar la tolerancia, rechazar las dictaduras, la corrupción... y no participar en debates como éste".
"Ser francés es leer y escribir la lengua francesa, cantar La Marsellesa en los actos patrióticos y deportivos, enarbolar la bandera, conocer nuestra historia, respetar nuestro Estado de derecho y amar nuestro paisaje. ¡Enhorabuena, señor ministro, por esta iniciativa!".
"Yo soy bretón, francés, europeo, ciudadano del mundo, hijo espiritual de Gandhi, Einstein, Espinoza y muchos más. No necesito una identidad nacional para decir lo que soy: yo soy un hombre libre, y nadie me hará cantar las infames estrofas belicosas de La Marsellesa..."
"Para mí, ser francés consiste en el orgullo de pertenecer a la nación más grande del mundo, tanto por su influencia como por su historia"

"Ser francés consiste en defender los valores ligados a 1.500 años de historia. Ésta se hereda o se merece. Por eso, ser francés no es sólo vivir en Francia. Es ser consciente y orgulloso de nuestra historia común, participar en el desarrollo de nuestro país trabajando y respetando nuestras leyes, nuestras tradiciones y cultura judeo-cristiana: cuando se va a un restaurante, uno no se lleva su propia comida" (...)

"Ser francés no consiste en estar orgulloso de serlo. Tampoco en avergonzarse. Pero no olvidemos que la palabra francesa orgullo [fierté] comparte etimología con feroz. ¿Por qué meter el orgullo en todo? Ya tenemos bastante con algunos comentaristas deportivos...". (...)

Entre las propuestas, hay testimonios emocionantes. Uno es del hijo de un refugiado argelino: "En 1960, mi padre entró en Francia, se hizo francés y declaró: sé que mis hijos no volverán a Argelia jamás. No se equivocó. Ser francés es comprender por qué hemos elegido serlo al quedarnos, enraizarnos en esta tierra, respetarla, incluso cuando no es un paraíso".

"Ser francés es confiar en la educación para la libertad, la igualdad y la fraternidad, las palabras grabadas en los umbrales de nuestros ayuntamientos (y en su página web, señor ministro) no sean en vano. Desde hace 30 años yo contribuyo a ello, enseñando en colegios que no están en los barrios ricos. Ser francés es respetar los derechos humanos, que no se limitan a los franceses, que yo sepa".

"La identidad nacional es plural en Francia. Está mejor representada en el metro que en la Asamblea Nacional"

"Éste es un debate muy práctico: en tiempos de confusión general, nos dividen para gobernarnos mejor. La idea de nación está cerca del fascismo, ya que se asegura que una nación es superior a la otra".

"Todo esto no es sino una maniobra política para provocar a los electores de derecha ante las elecciones de marzo próximo. Yo soy francés por azar, no por elección".

"Si se aman los colores de la bandera, que se amen también los de la piel".

"Francia, como todos los otros países, forma parte de un todo. Así que si usted pregunta qué es ser francés, pues nadie será capaz de adivinarlo. ¿Qué es ser terrícola para usted?". (El País, ed. Galicia, Internacional, 08/11/2009, p. 4)

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