Desde las zonas más desarrolladas de España se dijo de todo sobre los vagos andaluces y extremeños. También sobre la inutilidad que significaba, para la economía del país y para el desarrollo de las zonas perceptoras del subsidio agrario, semejante política. "Levantar y tapar calles es lo que hacen inútilmente esos vagos con la anuencia de los políticos de turno, que se mantienen en el poder gracias a esa compra de voto". Ésa es una de las muchas frases que pueden leerse si se acude a cualquier hemeroteca. Desde Madrid y Barcelona, pero no sólo desde allí, se dijeron lindezas parecidas un día sí y otro también, con una demagogia ofensiva para extremeños y andaluces. (...)
Y sin embargo, ahora, ha llegado el momento de que, los que insultaron sin comprender el fenómeno extremeño y andaluz, prueben su propia medicina y que toda España sepa que en sus regiones y municipios se ha instalado un gran PER con idénticas motivaciones que las que muchos criticaron y que tanto dolor produjeron a unas regiones que, cuando se puso en marcha el sistema de protección para unas poblaciones que, alcanzando, entonces, índices de paro por encima del 30%, no tuvieron la oportunidad de disfrutar de un Sistema de Reconversión Agrario similar al que se hizo en las regiones con mayor producto industrial.
Resulta necesario recordar que el subsidio agrario es inferior al salario mínimo interprofesional, que no llega a cubrir, dignamente, las necesidades más esenciales y, menos aún, si el perceptor tiene familia a su cargo. El PER o AEPSA, es producto de una política discriminatoria hacia Extremadura y Andalucía, consecuencia de la mala conciencia que provocaba, en quienes gobernaban, la diferencia entre una "reconversión agraria" a la baja, cuando en el resto de España se hacía una reconversión industrial, a través de las Zonas de Urgente Reindustrialización, donde a los mineros, los trabajadores de la siderurgia y la metalurgia de Asturias, Vascongadas, Cataluña y Valencia, se les jubiló anticipadamente con pensiones que igualaban o superaban su salario de partida, ya de por sí elevado en relación con los de la agricultura.
Cuando el paro en España se ha situado en niveles del 17%, la mitad de lo que tenía Andalucía y Extremadura en los años ochenta, el Gobierno ha salido en ayuda de los desempleados con el Plan E que, con propiedad, puede denominarse el Gran PER Nacional. Las regiones más desarrolladas y con municipios más poblados, se han llevado la parte del león, sin que la prensa de allí, o los políticos, o los liberales acérrimos, hayan dicho esta boca es mía. (...)Si alguien se atreve a echar las cuentas, se encontrará con la dureza de los números y podrá comprobar que sólo el PER de Barcelona o de Madrid, en estos pocos meses, supera con creces el dinero destinado a Extremadura para ese mismo fin desde el año 1983. He dicho bien cuando hablo del PER para Barcelona y Madrid; lo hago a propósito para que sus dirigentes, su prensa y sus ciudadanos sientan la misma sensación con la que hemos tenido que convivir los gobernantes, la población y los jornaleros del campo cuando, despectivamente, se dirigían a nosotros con el despreciativo: "... Ésos del PER...". Ésos del PER están hoy, en mayor proporción, en la industriosa Cataluña y en el Madrid capitalino.
La diferencia es que yo entiendo bien las motivaciones del Gobierno de España cuando decidió poner en marcha un Gran PER Nacional; ¿cómo no lo voy a entender, si tuve que gobernar una región que, en el año 1983, contaba con un 34% de paro? Seguro que ahora que ellos tienen también un PER, con un 15% de desempleo, entienden y se arrepienten de lo que dijeron de los vagos extremeños y andaluces." (JUAN CARLOS RODRÍGUEZ IBARRA: El gran PER nacional. El País, ed. Galicia, Opinión, 04/09/2009, p. 27/8 )
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