14/5/09

Miedo a criticar el nacionalismo (catalán)

"Comentar las cuestiones que se plantean en la política catalana se ha convertido en asunto de riesgo. Y más todavía si dichas cuestiones están vinculadas a la financiación y a la política lingüística. Por esta razón, las siguientes líneas están escritas con cierto temor a que no se consideren críticas legítimas en una sociedad democrática, sino anticatalanismo inadmisible para el discurso oficial de los poderes públicos en Catalunya. (...)

Todo lo cual,a priori, no es obstáculo para que haya quien piense que sería bueno que los poderes públicos en Catalunya introdujeran matizaciones en la política de inmersión lingüística, matizaciones que supusieran que el castellano no desaparece en ningún tramo de la enseñanza como lengua vehicular. La introducción de dicho matiz no implica, no debiera implicar, ni la segregación de los alumnos de acuerdo con su lengua habitual de uso ni la falta de esfuerzo para que todos los alumnos adquirieran una competencia suficiente en catalán. Sí implicaría, sin embargo, que el sistema escolar respete el hecho de que Catalunya cuenta con dos lenguas oficiales sin que sea posible, desde una lectura tranquila de la Constitución, establecer jerarquía jurídica entre ellas.

La cuestión radica en otro aspecto: si es posible que en una sociedad democrática una lengua oficial quede oculta como lengua vehicular en determinados tramos del sistema escolar. La cuestión radica en si la efectividad del método aplicado se puede legitimar exclusivamente desde el éxito de su funcionamiento. La cuestión radica en si el éxito del método es suficiente para pasar por encima de la voluntad de los padres que desean otra cosa dentro de los límites del derecho español. La cuestión radica en si los poderes públicos en Catalunya se pueden escudar en la argumentación que afirma que los alumnos catalanes ya aprenden suficiente español en la calle y a través de los medios de comunicación, como si no tuvieran ninguna otra responsabilidad. (...)

Sigue siendo, sin duda, necesario perturbar el nacionalismo español que sigue resistiéndose a diferenciar la nación política España, que no es otra cosa que España como Estado de derecho, de la nación cultural España, que no es la única que tiene cabida en dicho Estado. Pero la perturbación de ese nacionalismo tiene que llegar hasta la capacidad de ver que los nacionalismos periféricos --pero no solo ellos-- han mimetizado lo peor del nacionalismo español.

Mal irá Catalunya si en los sectores de influencia de su sociedad se consolida la costumbre de no discutir las críticas a las políticas concretas porque se adopta el fácil camino de identificar esas críticas con una animadversión hacia Catalunya." (Fundación par la Libertad, citando a: Joseba Arregi, EL PERIÓDICO DE CATALUÑA, 14/5/2009
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