2/2/09

La "guerra del agua" autonómica

"Todo ello no me impidió compartir, no obstante, su visión idealizada de un país que él imaginaba otro si, como preconizaba, se pudiera irrigar completamente a base de interconectar sus ríos, llevando el agua sobrante de las regiones lluviosas del norte peninsular hasta las más resecas del sur y el este. Algo así como un sistema de transfusiones monumental que permitiría que el agua, como la sangre en el cuerpo humano, llegara a todos los puntos de la geografía española.

Benet murió con su sueño intacto, pero de vez en cuando alguien lo trae a colación, especialmente cuando las prolongadas sequías acentúan la necesidad que España tiene de una planificación hidrológica. Me temo, sin embargo, que hoy todavía menos que entonces el sueño de Benet podría verse realizado, a la vista de la insolidaridad regional que el Estado de las Autonomías ha introducido en este país, por más que nuestros políticos insistan en lo contrario.

Cuando los Estatutos de muchas autonomías se reservan la gestión de sus ríos y afluentes, incluso cuando éstos trascienden sus fronteras, y cuando hasta las provincias y las comarcas defienden su propiedad sobre ellos ("¡El agua es nuestra!", proclaman los regantes de León para evitar que parte de la del Esla vaya a regar comarcas de las vecinas provincias de Palencia o de Zamora, mientras que los catalanes hacen lo propio cuando exigen al Gobierno el trasvase del río Ebro a Barcelona a la vez que se niegan a ceder agua de éste a las regiones de más abajo al grito de "L'Ebre és nostre"), es imposible pensar que una explotación del agua común e igual para todos será posible en nuestro país, como lo es la de cualquier otra riqueza o beneficio.

Basta asistir al debate sobre la financiación autonómica que está teniendo lugar actualmente para entender que la solidaridad en España ya es un mito." (JULIO LLAMAZARES: El sueño de Juan Benet. (El País, ed. Galicia, oPINIÓN, 27/01/2009, p. 27)

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