2/2/09

El espionaje autónomico: "espío a los de mi barrio porque son muy brutos, y hay que atarlos corto

"Si hay patriotas dispuestos al martirio por el gusto de disponer de una tasa de inflación propia y diferenciada de las de sus vecinos, ¿cómo extrañarse que haya dirigentes autonómicos dispuestos a arriesgar su alma por el prurito de contar con un servicio de inteligencia propio, aunque sólo sea para espiar a los disidentes de la propia cofradía?

La cosa viene de lejos. El 22 de agosto de 1986, el entonces presidente de Telefónica, Luis Solana, informó a Carlos Garaikoetxea de que el teléfono de su domicilio en Zarautz había sido objeto de un pinchazo.

El momento era propicio a toda clase de conjeturas, dada la ruptura latente entre los sectores del PNV que encabezaban Arzalluz, por un lado, y el propio Garaikoetxea, por otro. En declaraciones que recogía EL PAÍS un día después, el ex lehendakari (había dimitido a finales de diciembre) insinuaba claramente que el pinchazo era obra de servicios dependientes de la Consejería de Interior del Gobierno vasco: de "neófitos que empiezan a utilizar los resortes del poder recientemente adquirido" (...)

Sin embargo, la investigación judicial abierta tras las denuncias presentadas permitió identificar a los autores del pinchazo: dos agentes de la Ertzaintza y el jefe de la Red de Comunicaciones del Gobierno vasco (...)

No es difícil identificar elementos compartidos en mayor o menor medida entre estos antecedentes y lo que ahora hierve en la Comunidad de Madrid: concentración de poder en un partido, lo que crea sensación de impunidad; obsesión por el complot, que lleva a adelantarse a descubrir enemigos internos; el órgano crea la función: los departamentos de inteligencia, la necesidad de espiar; y nunca faltan subordinados dispuestos a complacer a sus jefes pasándoles dossiers personales de sus rivales; la enérgica negativa de los hechos (con amenaza de querellas) deja paso a la afirmación de que ellos los desconocían; y a insinuaciones de que es un montaje de los espiados o del mensajero." (PATXO UNZUETA: Viejas y nuevas historias de espías. El País, ed. Galicia, España, 28/01/2009, p. 11)

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