“Rafael Reig aprovechaba su comentario diario (en la misma página del mismo diario (nota: se trata de Público) de una carta de los lectores para pedir que se lea lo que el manifiesto dice, no lo que algunos dicen que dice: “Da lástima que, diga uno lo que diga, siempre haya quien escuche lo que le da gana. Es como si atendieran a voces que vienen del interior de su cerebro cavernoso, en lugar de escuchar lo que suena fuera de su cabeza. Afirma usted, en contra, según parece, de Fernando Savater, que ‘a nadie se le puede imponer una lengua’. Oiga, es justamente lo que dice el manifiesto: reclama que a nadie se le imponga una lengua autonómica; y defiende, como usted, el ‘derecho a hablar en la lengua que considere más suya’; y lo defiende, como usted, para ‘todo el mundo’, incluyendo a los que en Cataluña consideren más suyo el español, por ejemplo. (…)
En esa línea, Félix de Azúa recordaba esta semana en las páginas del “Cultural” de “El Mundo” que no se trata de un “manifiesto en defensa del castellano”, sino en “defensa de los derechos individuales que garantiza
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