31/3/08

¡Bilingüismo por favor! La lengua materna también en la escuela vasca, porque, tras el Informe Pisa, se sabe que la inmersión ahoga al euskera

“Lejos queda el año 51, en el que expertos reunidos por la UNESCO en París declararon la conveniencia de una educación en lengua materna, tal vez, en un afán de defender las lenguas de las colonias frente al etnocentrismo lingüístico de las metrópolis. El caso es que hoy día es difícil sostener la prevalencia de la educación en lengua materna frente a una educación bilingüe. Son numerosos los estudios científicos que se han realizado, especialmente en las últimas décadas del siglo XX, que avalan las ventajas de los sistemas bilingües, siempre que se organicen e implementen bien, cuestión que abordaré más adelante. (…)
Existe una falacia simplista que pretende hacer depender el progreso del euskera exclusivamente del tiempo en que el alumnado esté expuesto a dicha lengua en la escuela, haciendo abstracción de la complejidad de los fenómenos lingüísticos. De ahí se deduce que un alumno inmerso totalmente en euskera durante su vida escolar será un buen euskaldun al finalizar la enseñanza obligatoria y que la otra lengua, la mayoritaria, ya la dominará por ósmosis social. Las pruebas PISA y las evaluaciones del IVEI ya han mostrado elocuentemente que esto no es así respecto a lo primero. No por más euskera se va a ser más competente y más afecto a esa lengua.
La inmersión pura y dura no es un modelo bilingüe a seguir. Todo lo contrario, los modelos bilingües más exitosos son aquellos de carácter aditivo que toman en consideración la lengua materna y la cuidan y desarrollan a la vez que la segunda lengua de aprendizaje. Cuando se realiza un cambio de lengua hogar/escuela, una de las claves para evitar el deterioro de una actitud positiva inicial es el trato respetuoso de la lengua del niño. Esto implica que, al menos en un principio, no se fuerza al alumno a utilizar una lengua concreta, sino que se deja a su elección la que desea utilizar en sus intercambios lingüísticos.
Es necesario que el Departamento en particular y la clase política en general saquen esta cuestión del atasco en que se encuentra y diseñen un modelo de conjunción lingüística que no sea estanco y rígido, que permita, en unos mínimos consensuados, atender la complejidad de situaciones que se dan en los centros y en las comarcas donde se encuentran. No parece que haya fórmulas respecto a los porcentajes en que debe emplearse cada una de las lenguas, cabiendo proporciones distintas. Sólo está demostrado que un buen programa de educación bilingüe debe iniciar a la lecto-escritura en los dos idiomas y debe ofrecer una formación potente en ambos idiomas, convirtiéndolos en vehículos de aprendizaje, sin aparcar en ningún caso la lengua materna hasta estar consolidada.” (GONZALO LARRUZEA: La lengua materna. El Correo, Opinión, 30-03-08)
Pero ¿El mismo bilingüismo para todos? Esa es la cuestión.
¿Lo mismo para los niños que tienen facilidad natural para hablar idiomas, que para los que están negados?
¿Lo mismo para los hijos de los inmigrantes que para el resto? ¿Aquellos no tienen derecho a aprender en su lengua materna (la de sus padres), y en la lengua común, el español. Y luego (si quieren y les queda tiempo), las lenguas cooficiales (euskera, gallego, catalán, bable...)?
¿Lo mismo para los de la clase alta que para los charnegos y los maketos? ¿Lo mismo en Galicia, donde el gallego es el idioma de los pobres, de los campesinos y marineros (que los señoritos de la ciudad nunca van a aprender, excepto el "xunteiro"), que en Cataluña o País Vasco, donde es la clase alta la que se parapeta tras euskera y catalán para dejar claro que es su lengua la del mando, la que hay que hablar para que te escuchen?
No es lo mismo. Hay casos y casos que perpetuarán la actual discriminación por lengua, si no se corrigen la legislación y los procesos de aprendizaje (básicamente en el País Vasco y Cataluña, donde se utilizan para visualizar el control social de las clases trabajadoras) .

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