"Tengo miedo, pero volveré a las clases en
El lunes por la noche, esta militante del PP de 40 años, que se presentó a las pasadas elecciones municipales en la lista de Leioa (Vizcaya), fue agredida por seis embozados cuando salía de clase. Perdió el collar y los pendientes, pero no la dignidad. Era la quinta vez que se enfrentaba a "estos nazis que han conseguido que esta sociedad esté anestesiada", relataba ayer a EL PAÍS.
Ella iba sola, como siempre, y esos "dóberman que se me echan al cuello, con el rostro tapado. Me llamaron de todo, me agredieron, me empujaron. Les empujé. No sé como pude entrar en el coche, meter la marcha atrás y salir de allí. Lo único que sé es que le pisé a uno el pie con la rueda". Y no hay duda alguna de que no se arrepiente.
Su pesadilla empezó a las tres semanas de llegar a clase. "Lo que más miedo me dio es que me llamaran como coloquialmente lo hacen mis amigos". También le escupieron, le llamaron "facha de mierda", "pepera". Y le amenazaron hasta en cinco ocasiones. En una ellas, hace un mes, le dejaron una caja de zapatos bajo su coche cargada con piedras y heces, simulando una bomba. (…)
Guarda celosamente su identidad, pero todo da igual porque sus agresores sabían desde el minuto uno quien era. Alguien en la universidad había dado la voz de alarma: una infiltrada del PP en el aula, pariente de un destacado personaje de la derecha en la transición.
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