10/6/20

Una de las expresiones más significativas de esta clase de mediocridad ligada al pensamiento mágico la hemos vivido con el independentismo catalán

"(...) Una de las expresiones más significativas de esta clase de mediocridad ligada al pensamiento mágico la hemos vivido en España con el independentismo catalán, y su “hagamos un referéndum y si el resultado es afirmativo, vayámonos de España”. 

Era útil para una clase de políticos que relanzaban sus carreras, ofrecía una solución a ciudadanos descontentos y permitía construir la imagen de una Cataluña democrática y moderna frente a una España atrasada.

 El problema era que quienes lo propugnaban carecían de todo aquello que podría haber hecho posible la independencia: no tenían el consenso mayoritario de la población, ni las fuerzas, ni el capital ni el apoyo internacional precisos para que esa idea se convirtiera en realidad. Solo contaban con voluntad, por lo que el resultado ha sido desastroso para todo el mundo.

Las ideas, especialmente si promueven grandes avances en sectores de valor añadido, sitúan en el lado correcto de la historia, promueven una imagen poderosa de lucha contra el atraso, pero a menudo se quedan en eslóganes ineficaces que desaprovechan recursos y malgastan esperanzas. Construyen un mundo vibrante, pero virtual. (...)"                  (Esteban Hernández, El Confidencial, 08/06/20)

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