"Decía Cicerón que no hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable.
La aplicación en la práctica la citada frase de Cicerón la podemos observar en Cataluña de forma tenaz. El más reciente ejemplo: las regiones sanitarias.
La propuesta de dividir el territorio en regiones sanitarias se dio a
conocer a la ciudadanía a principios de mayo. ¿Qué son las regiones
sanitarias? titulaban los medios, pregunta muy pertinente porque la
ciudadanía conocíamos las provincias y las comarcas, algunos incluso
sabían de veguerías, pero ¿regiones sanitarias? Nadie había oído hablar
de ellas. Durante todo el mes de mayo, los medios se han volcado en
explicar qué partes del territorio comprende cada región sanitaria.
Había que explicar que, por ejemplo, Arenys de Mar o Sabadell se
encuentran en la Regió Metropolità Nord.
El nuevo plan de regiones sanitarias fue presentado con satisfacción
al Ministerio de Sanidad por parte de la Generalitat en el inicio de la
desescalada. El plan era, políticamente, un win-win, para decirlo a la manera de Artur Mas. O sea, una táctica donde el independentismo
siempre tiene las de ganar: presentan al Ministerio el plan de regiones
sanitarias, sí se lo aceptan, ellos ganan. Si no se lo aceptan, viraje
hacia el victimismo: Madrid ha centralizado, ataca nuestra singularidad,
nos desprecia…
El desenlace es conocido: el Ministerio de Sanidad aceptó la división
de Cataluña en regiones sanitarias para la organización de la
desescalada. De hecho, otras comunidades, como Castilla y León, también
optaron por dividir las provincias en zonas y decretar la vigencia de
fases diferentes en cada una de ellas.
Sin embargo, una cosa es tener una motivación sanitaria y la otra es tener una motivación política.
La Generalitat no ha dado una sola razón sanitaria sólida por la cual no se podía gestionar la desescalada a partir de las provincias y las comarcas
Claramente, la motivación es política y su
materialización es de carácter discursivo. Se busca que la palabra cree
la cosa. Regiones sanitarias viene a ocupar el lugar (discursivo) de las
provincias. Si en toda España se organizaba la desescalada a partir de
las provincias, en Cataluña debía hacerse de manera distinta. La unidad
de referencia no sería la provincia, palabra demasiado española y una
realidad geográfica y cultural que entronca con una Historia común. Intolerable para la Generalitat, que quiere ser siempre diferente.
La crisis que estamos viviendo conduce a lo contrario de lo que quiere la Generalitat: nos hace a todos iguales,
y ha puesto en marcha una gestión de emergencia que involucra y
entrelaza a la administración estatal, la autonómica y la local. Por
ello, para los dirigentes independentistas se hace más acuciante que
nunca recurrir a las palabras para mantener lo que podemos llamar el
marco narrativo de su proyecto. Es decir, que Cataluña y España son
entidades distintas, realidades opuestas y excluyentes.
Regiones sanitarias es el nuevo significante que sirve para
consolidar el marco narrativo nacionalista. En el resto de España la
ciudadanía habla de desplazamientos entre provincias mientras que, en
Cataluña, nos informamos sobre las regiones sanitarias y hablamos de
ellas para conocer qué desplazamientos podemos llevar a cabo. Regiones
sanitarias está en la boca de todos los ciudadanos y ciudadanas
catalanes, inevitablemente. Ello sirve para fortalecer el marco
narrativo buscado. No hay duda de que, si uno, diariamente, oye y dice
un término nuevo, este irá tomando consistencia para lo persona hasta
pasar a devenir real.
Regiones sanitarias forma parte de la misma serie que Gobierno de España, el cual analicé en un artículo anterior. Ambos términos comparten idéntica función discursiva: reforzar el marco narrativo. Los términos pueden ser múltiples pero su función es siempre la misma.
Esta vez, no obstante, el nuevo significante se encontró con un
obstáculo imprevisto: la división de Barcelona y su área metropolitana
en tres regiones sanitarias impedía los desplazamientos dentro de la
conurbación y no los hacía legalmente posibles ¡hasta superada la fase
tres!
Inevitablemente, los estrechos vínculos entre Barcelona ciudad y su
área metropolitana a nivel económico, social y personal convertían la
división en algo artificial e imposible de mantener. La Generalitat
empezó a encontrarse bajo mucha presión para unificar las tres regiones.
La semana pasada, Alba Vergès, consciente del error, se puso a la
defensiva y culpabilizó del problema al diseño de las fases de la
desescalada mientras insistía en que “ellos lo han hecho todo bien”. La
culpa es de Madrid, of course, y no del diseño de las regiones sanitarias y la aplicación a estas de un plan que está pensado para provincias.
La placidez con la que empezó a circular discursivamente el término
regiones sanitarias ha sido perturbada. A partir del lunes 1 de junio,
las tres regiones se unifican, lo cual hará surgir una grieta en la
lógica del discurso: las tres regiones sanitarias más pobladas fallarán
en su función de ocupar discursivamente el lugar de la muy española
provincia de Barcelona." (Mercè Vilarrubias, Crónica Global, 02/06/20)
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