"(...) En su libro sitúa la crisis catalana como parte de una crisis general del Estado español. ¿Por qué?
Todo lo que tiene que ver con el independentismo catalán es uno de
los grandes aspectos de la crisis del régimen. La otra crisis es todo lo
relacionado con el 15M, las Mareas contra los recortes, el desgaste por
la crisis económica y la corrupción. Al mismo tiempo, la crisis actual
también nos remite a unos límites históricos del modelo de Estado que se
creó en 1978. (...)
Precisamente, uno de los problemas del independentismo, tal y como lo ha definido el Procés,
es que ha planteado una batalla poco conectada con la crisis general
del régimen. No ha articulado su propuesta de futuro con la necesidad de
dar una respuesta concreta a los problemas generados por la crisis
económica y, más que buscar articularse con las luchas contra la
austeridad, ha pretendido supeditarse a la causa por un Estado propio.
Es una de las limitaciones que ha habido. El independentismo es,
paradójicamente, uno de los factores centrales de la crisis de régimen,
pero a la vez también ha sido utilizado para intentar recomponerlo de
forma autoritaria.
En su opinión, ¿hay dos movimientos (15M e independentismo) que impugnan el régimen y que no se han entendido bien?
Para mí este es el gran problema de la crisis catalana. El 15M es un
momento de rechazo y malestar, que abre una crisis política y que
formula propuestas de futuro. Después es lo que favoreció, aunque no
fuera un efecto automático, que surgieran proyectos como los Comunes o
Podemos. Este tipo de proceso marca una vía, una hipótesis. Después, el
independentismo señala otro tipo de futuro, la República catalana. Son
dos propuestas que coexisten ante el malestar de la gente en un
escenario de bifurcación de futuros.
Creo que los dos, mayoritariamente,
se han visto mutuamente como competidores. Ha habido gente con un pie
en cada lugar, pero no ha habido diálogo suficiente entre las dos vías.
Se ha impuesto la competencia por encima de cualquier intento de
articulación. (...)
Está claro que hay personas de los dos lados que no pueden mantener
ningún tipo de diálogo porque sus proyectos son antagónicos. Queda claro
que el mundo de Convergència siempre ha intentado utilizar el
independentismo para tapar su desgaste por los recortes y que
instrumentalizó la ola de 2012 para paliar su caída en picado de
legitimidad y para tener un relato y una apariencia de proyecto, que
sustituya la retórica ultraneoliberal del fallido “gobierno de los
mejores” con la que Artur Mas ganó en 2010. (...)"
(Entrevista a Josep Maria Antentas, autor del libro "Espectros de Octubre",Xavier Puig i Sedano
, El Temps, en Rebelión, 30/09/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario